El retraso con el litio

EDITORIAL Editorial Correo del Sur 05/03/2023
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Una noticia procedente de Teherán podría causar un remezón en el creciente mercado mundial del litio: el Gobierno de Irán ha anunciado el hallazgo de un gran yacimiento de litio en el oeste de ese país.

El Ministerio de Industria, Minas y Comercio iraní dice que en Hamadan, una región ubicada a 400 kilómetros al sudoeste de la capital, Teherán, está el yacimiento que se estima en 8,5 millones de toneladas. 

La noticia está en un cable de la francesa Agencia France Presse (AFP) y, tanto como sorpresa por su contenido, también causa desconcierto, debido a algunas imprecisiones como, por ejemplo, el hecho de que no detalla qué tipo de toneladas son las referidas, ya que existen de tres tipos: larga, corta y métrica. Otro gran detalle es la cantidad de litio en el mundo, puesto que la nota de AFP dice que “según un informe del Servicio Geológico de Estados Unidos (USGS) publicado en 2022, se han identificado 89 millones de toneladas de litio en el mundo. Australia, Chile, Argentina y China son los principales productores”. 

El dato que mueve a confusión es el de las 89 millones de toneladas puesto que está hablando de identificadas, o reportadas, pero todavía no de reservas. Para hablar de estas últimas resultará útil revisar otro informe de la USGS, el reporte anual _U.S. Geological Survey_, de 2020, que señala que las reservas de litio a nivel mundial son del orden de los 17 millones de toneladas métricas y los recursos identificados ascienden a los 80 millones de toneladas métricas. 

Entonces, si hablamos de 8,5 millones de toneladas en medio de 80 u 89 toneladas métricas identificadas de litio, el dato no parece muy significativo; sin embargo, lo será si es que esa cantidad se convierte en reserva; es decir, cuanto se certifique que puede utilizarse como energético. Y ahí está el riesgo.

Como sabemos, el litio ha sido reconfirmado como la fuente de energía que reemplazará a los combustibles fósiles y eso lo convierte en un elemento de alto valor cuya cotización sube aceleradamente.

Bolivia posee la mayor cantidad de recursos identificados de litio, 21 millones de toneladas métricas, pero, si se ve los informes de la USGS y las diferencias entre 2020, que reportaban 80 millones, y 2022, cuando ya subieron a 89 millones de toneladas métricas, nos daremos cuenta que las fuentes identificadas de litio están aumentando año tras año, pero Bolivia todavía no ha ingresado a la etapa de industrialización.

¿Qué pasó con el país? La historia del litio en Bolivia se remonta a por lo menos 1991, cuando el Complejo Industrial de los Recursos Evaporíticos del Salar de Uyuni emitió la resolución de directorio 11/91 por la cual se aprobaba el contrato de riesgo compartido entre el Estado Boliviano y la transnacional FMC Lithium Division para la explotación del litio del Salar de Uyuni por un periodo de 40 años. Ese fue el contrato al que se opuso el Comité Cívico Potosinista con una huelga general indefinida que, a los siete días de ejecutarse, le dobló el brazo al presidente de entonces, Jaime Paz Zamora, quien decidió rescindirlo,

Han pasado 32 años y, hasta ahora, Bolivia no ha ingresado al mercado mundial del litio. El cable de AFP nos recuerda que “Australia, Chile, Argentina y Chile son los principales productores”, pese a que sus yacimientos son menores a los bolivianos. ¿Qué se hizo en más de tres décadas?

En 1991, quien manejaba el asunto era el entonces ministro de minería, Gonzalo Valda, sobre el que recayeron sospechas de favorecimiento a los interesados con el litio, pero su gobierno, y los subsiguientes eran neoliberales. Evo Morales tuvo 13 años y 10 meses en el poder y, pese a sus reiterados anuncios, tampoco arrancó con la industrialización del litio. ¿Por qué no lo hizo?

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