Flagrante delito a nombre del despegue económico

Gastón Solares Ávila 24/03/2023
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Sucre ha sido conocida siempre como ciudad estudiantil y cultural. Dentro de esos campos, se han distinguido la Alianza Francesa, el Centro Boliviano Americano y el Instituto Cultural Boliviano Alemán que, además de promocionar el conocimiento de sus respectivos países y la enseñanza de idiomas, han incursionado también en la actividad gastronómica con verdadero éxito.

Sigue vigente, por ejemplo, el restaurant “La Taberna” en la casona de la Alianza Francesa, a pocos pasos de nuestra plaza principal, y constituye un orgullo para la ciudad porque enriquece los servicios que Sucre brinda a los turistas, que felizmente nos visitan cada vez en mayor cantidad. Contrasta con este ejemplo el otrora Kultur Café Berlín, transformado actualmente en hospedaje, restaurant y escenario de espectáculos, en pleno corazón de la ciudad, como promociona su publicidad, cuando  en realidad es un cuestionado centro que los fines de semana organiza fiestas y presenta espectáculos, así sea de buenos grupos, que terminan en borrachera y peleas que afectan a la vecindad por la contaminación acústica que desde hace meses no permite el descanso al que tienen derecho los vecinos en una zona ubicada a solo dos y media cuadras del mismo centro histórico.

Si bien es cierto que son positivas las inversiones, por el efecto multiplicador que generan y por la creación de fuentes de trabajo, las consecuencias son lamentables, en este caso especial, porque estos conciertos terminan casi siempre en vergonzosos excesos estimulados por el consumo de alcohol que, además, convierten en mingitorios y basurales las aceras aledañas.

De nada han servido, hasta ahora, las permanentes quejas de los vecinos ante las autoridades municipales, que demoran su respuesta de acuerdo a las normas legales que rigen este tipo de actividades. Acontecimientos aislados, inclusive con participación oficial, no pueden justificar de ninguna manera que esta actitud de el o los emprendedores continúe sin límites a los excesos que se repiten cada vez con mayor frecuencia. Existen documentos, audios y filmaciones de los vecinos para probar la veracidad de todo lo afirmado.

El propietario de este centro fue felicitado y respaldado por la vecindad al inicio de su actividad, como por la hermosa restauración de su fachada; lamentablemente, sin embargo, se ha convertido en un verdugo de los habitantes de la zona y en un personaje cuestionado que debería ser más considerado con los vecinos y con los empresarios que también tienen actividades que se ven perjudicadas por el Kultur Café Berlín, como es el caso de los hoteles circundantes.

El título tercero de la propiedad del Código Civil Boliviano, en su capítulo II, artículo 115, establece: “El propietario, al ejercer su derecho y especialmente al explotar una industria o negocio, debe abstenerse de todo lo que pueda perjudicar a las propiedades vecinas, a la seguridad, a la salud o al sosiego de quienes en ellas viven. Esta disposición se hace extensiva a quienes poseen y a quienes detentan la cosa”. Esta norma justifica plenamente el título de esta nota.

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