Cuando la confianza se pierde, se pone en juego el bienestar

Sebastian Crespo Postigo 05/04/2023
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La confianza es un elemento fundamental en cualquier sistema económico. Sin ella, los mercados se vuelven inestables y los inversores, reacios a tomar riesgos, lo que puede frenar el crecimiento económico y afectar el bienestar de los ciudadanos. Por lo tanto, es crucial que los gobiernos y las empresas trabajen conjuntamente para fomentarla en sus respectivos sistemas mediante transparencia y comunicación.

En términos económicos, la confianza se refiere a la expectativa que se genera al creer que otros cumplirán sus obligaciones en el futuro, es decir, se basa en la percepción de que las personas, las empresas y los gobiernos cumplirán sus compromisos y honrarán sus deudas. Un ejemplo sencillo: cuando una persona se sube a un avión o auto, confía que el conductor hará su labor a cabalidad, ¿se imaginan vivir en un mundo donde no exista la confianza? Personalmente, creo que sería un caos.

Por tal motivo, cuando la confianza es baja, los agentes económicos, en general, tienden a tener mayor incertidumbre sobre lo que ocurrirá, lo que puede desembocar en grandes problemas financieros y sociales. En los casos extremos, la falta de esta puede incluso llevar a una recesión económica. Por ejemplo la crisis financiera de 2008, en la que la falta de confianza en los bancos y en el sistema financiero en general llevó a una disminución de la inversión y una recesión económica global. Según un estudio de la Universidad de Cambridge, la confianza en los bancos se ha recuperado lentamente desde entonces; sin embargo, aún no ha alcanzado los niveles previos a la crisis.

Para construir esta característica tan importante dentro de un sistema económico es necesario que los gobiernos sean transparentes y honestos en sus prácticas y comunicaciones. Estos deberían proporcionar información clara sobre sus políticas fiscales y monetarias, tener todos los datos abiertos al público; además, este tipo de sistemas abiertos de supervisión pueden ayudar a promover certidumbre, un sano debate y la fiscalización de los recursos. Por ejemplo, los sistemas económicos de los países nórdicos, como Dinamarca, Suecia y Finlandia, generan altos niveles de confianza en los sistemas políticos y económicos, lo que se ha relacionado con la generación de un mayor bienestar social y económico.

No es casualidad que en el lugar donde existe la solidaridad, cooperación, transparencia y Estado de Derecho, entre otros aspectos, la vida se puede llevar de una mejor manera. La confianza es sinónimo de desarrollo y pujanza, de creer que, si la otra persona obra de mala manera, uno podrá recurrir a una justicia limpia y equilibrada, lo cual lamentablemente no ocurre en nuestro país.

El famoso dicho “uno gana confianza centímetro por centímetro y la pierde metro a metro” cobra sentido en momentos como este. Edmund Conway mencionó lo siguiente: “Las economías son, por su misma naturaleza, propensas a los ciclos de auge y crisis: los mercados oscilan de la confianza al pesimismo y los consumidores de la codicia al miedo”. La gran pregunta es: ¿En qué parte del ciclo nos encontramos? ¿Realmente este gobierno te genera confianza?

* Es ingeniero económico y exdirector del Comité pro Santa Cruz.

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