La semana pasada se conmemoró el Día Mundial de la Libertad de Prensa y mañana, martes 10 de mayo, se recordará el Día del Periodista Boliviano. Este es un tiempo para reflexionar sobre la importancia de una actividad tan importante como el periodismo.
Precisamente en el Día de la Libertad de Prensa, las representaciones de los gremios de periodistas irrumpieron en la oficina del gobernador de Potosí, Jhonny Mamani, para pedirle que levante las restricciones al trabajo periodístico y la autoridad se comprometió a hacerlo. Apenas dos días después, el juez que sustancia un proceso penal que Mamani le sigue a un asambleísta determinó conminar a un periodista a que se presente a testificar, bajo conminatoria de aprehensión.
Por ello, en vísperas del Día del Periodista Boliviano, es saludable recordar cuál es el papel que cumple la prensa en el país.
La libertad de prensa y la libertad de expresión no son lo mismo. Debido a que una y otra suelen confundirse frecuentemente, es bueno aclarar que la primera es un derecho fundamental de todas las personas, consagrado como tal en el artículo 19 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, que consiste en la capacidad de exponer ideas sin otra restricción que la que sea fijada por la ley, mientras que segunda es el derecho que tienen los medios de comunicación —y quienes trabajan en ellos— de desarrollar su labor sin ningún tipo de censura en sus mensajes o contenidos.
Así, mientras la libertad de expresión es general, para todas las personas, la de prensa es particular o sectorial, solo para quienes trabajan en medios de comunicación.
También resulta oportuno hablar de la censura, es decir de la restricción que puede sufrir cualquier tipo de material periodístico por considerar que este puede tener efectos indeseados en la gente. Cuando se aplica esta en un medio de comunicación social o en alguno de sus productos periodísticos, se está vulnerando la libertad de prensa y la restricción puede venir de cualquier lado, sea de elementos externos —como autoridades y otras fuentes— o internos —propietarios o directivos de un medio de comunicación—.
En vistas de lo que ocurre en el periodismo en todo el mundo, fundamentalmente por los ataques que sufre la prensa independiente, la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco, por sus siglas en inglés) eligió para este año el lema “Periodismo bajo asedio digital” y, en ese sentido, su directora general, Audrey Azoulay, advirtió que “la era digital aumenta el riesgo de que los profesionales de los medios de comunicación y sus fuentes se conviertan en blanco y sean objeto de acoso y ataques, por ejemplo, debido a la conservación de datos, los programas espía y la vigilancia digital”.
Los riesgos que corren los periodistas al desempeñar su trabajo han aumentado y tanto las autoridades como las demás fuentes informativas, así como los propietarios y ejecutivos de los medios de comunicación social, tienen que entender el cambio que se operó. “Se debe poner fin a esta situación”, dijo Azoulay al invitar “a los Estados Miembros, las empresas tecnológicas y la comunidad de los medios de comunicación, así como al resto de la sociedad civil, a unirse para crear una nueva configuración digital que proteja tanto al periodismo como a los periodistas”.