El drama del tráfico vehicular

EDITORIAL Editorial Correo del Sur 22/05/2023
PUBLICITE AQUÍ

El reportaje publicado este domingo en CORREO DEL SUR ha puesto en evidencia, mediante cifras y trabajo de campo, la realidad del transporte vehicular en Sucre que, como se ha comprobado, es una auténtica pesadilla. Tomando en cuenta las similitudes entre ambas ciudades, los datos son válidos también para Potosí, donde el tráfico también es un problema que crece en proporciones geométricas.

De acuerdo con los números brindados por la Dirección de Ingresos de la Alcaldía de Sucre, el parque vehicular en el municipio capital del país llega a unas 70.000 unidades y, de estas, por lo menos 3.000, confluyen en el centro histórico en alguna de las cuatro denominadas “horas pico”.

En cuanto a Potosí, las cifras no difieren demasiado. La directora de Recaudaciones de la Alcaldía potosina, Ximena Plaza, informó que la cantidad de vehículos que pagan sus impuestos en ese municipio llega a aproximadamente 60.000. Hizo notar que las cifras suben rápidamente en relación a años anteriores.

Aunque oficiales, estos números no reflejan la cantidad de automóviles que circulan por nuestras calles ya que corresponden a los que están registrados en cada municipio, a través del Registro Único del Automotor (RUAT) y, por lo tanto, pagan sus impuestos en estas jurisdicciones. Eso quiere decir que no se está tomando en cuenta a los que también trabajan en Sucre y Potosí, aunque su registro sea de otra ciudad y paguen sus impuestos en esa.

Ahora bien, entre las similitudes de Sucre y Potosí está el hecho de que ambas son ciudades históricas, con un casco viejo que, por eso mismo, ha sido inscrito en la lista del Patrimonio Mundial de la Unesco, lo que amerita una legislación especial para esos sectores citadinos. En teoría, el centro histórico de ambas urbes tendría que ser cuidado y, en una situación ideal —de ciudades con mayor conciencia patrimonial—, se debería prohibir la circulación de vehículos por su casco histórico, especialmente por el riesgo de contaminación que representan los automóviles que funcionan con diésel.

Lamentablemente, la realidad es otra. Tanto en Sucre como en Potosí se mantiene el criterio centralista —y a veces anacrónico— de que las oficinas públicas deben funcionar en la plaza principal o en sus alrededores. Ese criterio se extiende a algunas unidades educativas antiguas que funcionan también en el centro.

Entonces, si se suman ambos factores, servicios públicos y establecimientos educativos, más oficinas administrativas de universidades, bancos, etc., encontraremos que una gran cantidad de habitantes se dirigen diariamente a sus lugares de trabajo o estudio mientras que otros acuden a utilizar los servicios públicos, sea por trámites o bien para el pago de obligaciones.

Las “horas pico” identificadas por la Alcaldía de Sucre corresponden a las de las entradas y salidas de oficinas y establecimientos educativos. Volvieron a ser cuatro porque se suspendió el horario continuo, impuesto por la emergencia sanitaria. Esto mismo pasa en muchas ciudades del país.

Hay un gran problema por resolver y es hora de que se comience a buscar soluciones de fondo. La primera y más urgente sería la modificación del recorrido de las líneas del transporte público, para que estas no congestionen puntos clave como las plazas centrales.

Por lo demás, se necesitan medidas que impliquen la concientización de todos. No solamente está la tragedia de la lenta circulación vehicular, sino también lo que representa la alta concentración de motorizados para el deterioro del medioambiente. Y de esto tienen mayor conciencia los niños y jóvenes: se debería aprovechar esta ventaja para cambiar el estado de cosas con un reforzamiento de los programas educativos, que involucre a distintos niveles, de cara al futuro.

Compartir:
Más artículos del autor


Lo más leido

1
2
3
4
5
1
2
3
4
5
Suplementos


    ECOS


    Péndulo Político


    Mi Doctor