Lo ideal hubiera sido que para este 25 de Mayo, a algo más de dos años de cumplirse el Bicentenario de la Fundación de la Patria, las autoridades nacionales estén al lado de Sucre y de Chuquisaca y que las departamentales estén firmemente unidas para celebrar tan singular acontecimiento.
Es pedir peras al olmo. Aunque no son precisamente del mismo partido político, aunque lo han sido, están bajo las mismas consignas, pero eso no debería importar. Cada uno tiene derecho de pensar como quiera y pertenecer al partido que elija, pero llegar al extremo de fanatizarse dejando la Cuna donde uno ha nacido, para convertirse en prisioneros de intereses políticos, es algo inaudito.
Al tomar posesión, todas juran trabajar por la ciudad, por el país y por la unidad. Jamás ha habido mayor división que en los últimos 20 años. A los citadinos nos han hecho pelear con nuestros hermanos del campo, en una acción política organizada en la que no tenemos culpa alguna. Ya sugerimos que este 24 de mayo, reemplacemos ese triste recuerdo y propusimos un abrazo entre campo y ciudad; ambos somos chuquisaqueños. Eso sería lo ideal.
Ojalá un golpe de timón cambie lo que está ocurriendo: no se sabe si las autoridades asistirán al tradicional Te Deum, si desfilará la Universidad y si se le dará el lugar que exige, como si en ello estuviera su prestigio. Tampoco se sabe si se anunciará algo nuevo, o si se entregará otra vez el hospital de tercer nivel o el puente de Tintamayu, ese puente que debería haber solucionado el congestionamiento de vehículo en horas pico, pero no fue distribuidor. La maqueta que presentó el alcalde de la época dijo que tenía solo función referencial.
No se toman medidas determinantes para defender nuestro patrimonio, para lo que se necesita decisión, coraje y, obviamente, valor civil. El Comité Custodio del Bicentenario, que vela por la conservación del patrimonio arquitectónico, histórico y cultural, pide desde hace años trabajo de equipo entre todas las autoridades y la sociedad civil e insiste en la coordinación, pero no logra siquiera respuesta. Lo que ha ocurrido hace pocos días en la entrevista al señor Alcalde de la Capital del país fue una verdadera agresión de la conocida activista Galindo que exigía “con respeto” la suspensión de las acciones legales contra mujeres radicales que creen que defender sus derechos es atentar contra nuestro patrimonio. Lo peor es que su interlocutor, que tiene como primera obligación defenderlo, se asustó y tímidamente prometió todo lo que después quiso negar.
Ojalá finalmente las celebraciones terminen bien. Ojalá que se entienda que la unión hace la fuerza y que se incorporen todas a la planificación de las obras para el Bicentenario, incluyendo por supuesto las cívicas y especialmente las universitarias. No es posible que se haya pensado en evitar que el señor Gobernador elegido democráticamente participe en la rueda de discursos. Se requiere una profunda reflexión para dejar de actuar tan irracionalmente.
Trabajemos para que lo real y lo ideal sean una misma cosa, y, entre todos, para que los ciudadanos estemos contentos con el progreso de nuestra ciudad y de nuestro departamento y las autoridades se puedan postular otra vez, si así lo deciden, amparadas en sus obras y en su trabajo y no en la propaganda que generalmente no responde a la realidad.