La Casa Nacional de Moneda cumple este lunes 250 años de su inauguración. La efeméride ha sido recordada de manera más bien discreta ya que, como veremos en este editorial, no tiene la independencia necesaria para la asignación y uso de los recursos que le corresponde por ley.
En el plano académico ha llenado las expectativas, puesto que se realizó el Encuentro Iberoamericano de Cecas que reunió en Potosí a directores y representantes de casas de moneda de diferentes partes del mundo que, al igual que la boliviana, devinieron en museos u otros repositorios culturales. Se escuchó conferencias importantes para los estudiosos de esa materia y se espera que las ponencias estén disponibles para el público mediante la publicación de un libro.
Aunque el aniversario es hoy, se estuvo realizando un vasto programa cultural en el que la investigación ha ocupado un lugar preferente. La conmemoración no ha terminado y se espera que, a lo largo del año, e incluso en el siguiente, se presente publicaciones puesto que solo estas garantizan la disponibilidad y permanencia de las investigaciones.
Pero tomamos como parámetro este aniversario 250, que no se celebra todos los años, para hablar no solo de la Casa Nacional de Moneda sino, esencialmente, del manejo que la Fundación Cultural del Banco Central de Bolivia (FcBcb) hace de los repositorios del país, incluyendo a los más importantes de Potosí y Sucre.
Habrá que comenzar recordando que la FcBcb fue creada mediante la Ley 1670, que no es otra que la Ley del Banco Central de Bolivia (BCB), promulgada el 31 de octubre de 1995 por el entonces presidente Gonzalo Sánchez de Lozada. Esta norma dispuso, en su artículo 81, la creación de la FcBcb “como persona colectiva estatal de derecho público, bajo tuición del BCB, con personalidad jurídica y patrimonio propios, con competencia administrativa, técnica y financiera, cuyo funcionamiento se regirá por las políticas culturales que emita el Poder Ejecutivo y por sus estatutos que serán aprobados por el Directorio del BCB”. Nótese que es esta norma base la que establece que el manejo de la fundación es centralista, asentada en La Paz, y su manejo es vertical, por cuanto sus políticas son aprobadas por el Poder Ejecutivo; es decir, el gobierno central.
El artículo 82 de la referida ley señala que “La FUNDACIÓN tendrá la tuición y administración de los siguientes Repositorios Nacionales: Casa Nacional de Moneda (Potosí), Casa de la Libertad (Sucre), Archivo y Biblioteca Nacionales de Bolivia (Sucre) y Museo Nacional de Etnografía y Folklore (La Paz), sin que pierdan su condición de patrimonio cultural e histórico de la Nación” y ahí fue que se marcó un antes y después respecto a los que funcionan en las ciudades patrimoniales. Como se ve, se dispuso que la Fcbcb no solo tenga tuición, sino que administre los centros. Esto, que debió ser cuestionado en su momento, pero nadie lo hizo, les quitó la independencia que tenían la Casa de Moneda, la Casa de la Libertad y el Archivo y Biblioteca Nacionales de Bolivia. No incluimos en esta lista al museo de etnografía y folklore puesto que no conocemos su funcionamiento como el de los repositorios que están en Sucre y Potosí.
Si tuviéramos que usar el lenguaje del gobernante MAS, la Ley del BCB, que creó la FcBcb, es una norma neoliberal, centralista y reaccionaria puesto que, en lugar de promover el manejo cultural a partir de las regiones de las que genera su historia y cultura, lo pone todo en manos del gobierno central.
El MAS pudo modificar este estatuto, pero no lo hizo; por el contrario, lo ratificó centralista al aprobar el estatuto de la FcBcb. Hoy en día, es esta institución la que maneja el patrimonio de potosinos y chuquisaqueños.