La pugna interna que desde hace meses se ha planteado en el Movimiento Al Socialismo (MAS), al menos en apariencia, por el control del partido, ha ido girando hacia algo mucho más profundo y es la idea de que el vencedor, ya sea el presidente Luis Arce o el expresidente Evo Morales, se llevará además el respaldo de las organizaciones sociales que sostienen al denominado “instrumento político”.
No debe perderse de vista que la sigla completa del partido es MAS-IPSP y significa, in extenso, Movimiento Al Socialismo - Instrumento Para la Soberanía de los Pueblos. Y, a partir de ese recordatorio, si se analizan los discursos de ambos políticos, se advierte una polarización entre Evo y sus bases sociales, hoy por hoy congregadas en el Trópico de Cochabamba (los cocaleros y sus partidarios, los llamados “radicales”) y Arce y el resto de las organizaciones que hasta ahora han sostenido al MAS y que, en la actual coyuntura, se han decantado por respaldarlo (el Pacto de Unidad, con la Csutcb, las Bartolinas y los interculturales, a los que se ha sumado la COB).
Arce se ha constituido en una especie de voz cantante de los principales movimientos sociales. Van dos veces que señala la exclusión de la representación de organizaciones disidentes de la postura de Morales, quien —para muchos, incluido Arce, prematuramente— se ha adelantado a todos al anunciar su candidatura a la presidencia para las elecciones generales de 2025.
La fractura de los excompañeros de partido parece no tener retorno e incluso ha llegado al punto del chicaneo: Morales ha dicho en pasados días, en un intento de rebajar el perfil de Arce, que este no fue más que el “cajero” de su gobierno, pese a que otros lo consideran uno de los ideólogos del modelo económico imperante en la actualidad en Bolivia, junto con el finado Carlos Villegas. Y Arce le respondió, ante una consulta periodística: “Yo no tengo problema que me llamen como quieran”, dijo, “el tema central es que Bolivia está bien económicamente, nosotros tenemos la inflación más baja, tenemos una tasa de crecimiento expectante en un momento complicado en la historia mundial; de acuerdo a los organismos internacionales, somos la tercera economía que va a tener crecimiento en la región”.
Así las cosas, mientras Morales —ya en evidente campaña política— se ocupa de cuestionar, prácticamente cada día, las acciones del gobierno, paradójicamente, del MAS, Arce opta por defenderse con estadísticas en la mano, casi siempre vinculadas a la economía, su área. Conviene también recordar que Luis Arce fue Ministro de Economía en la gestión de Evo Morales como presidente.
El Congreso de Lauca Ñ está en pleno desarrollo (aunque lo último que se supo es que lo aceleran para que termine un día antes “por la ola de calor”), la batalla interna promete trasladarse a la ciudad de El Alto, donde el 17 de octubre habrá un cabildo organizado esta vez por los seguidores de Arce.
La acostumbrada estrategia de la victimización de Morales (este martes manifestó su temor de que Arce y el vicepresidente David Choquehuanca “gasifiquen” el congreso del Chapare) se ha ido desgastando con el paso de los años y no está teniendo el impacto de los tiempos de gloria política del líder del MAS.
En contrapartida, los apoyos que a diario se expresan a favor de Arce podrían fortalecer la figura del actual mandatario, que no ha confesado públicamente su intención de repostularse, pero esto muchos ya lo dan por descontado. De ser así, las elecciones primarias del MAS (si acaso ambos continuaran dentro de ese partido) serían, sin exagerar, encarnizadas.