¡La bomba de tiempo explotó! Diría más que todo por la dejadez y apatía de todos los involucrados, cercanos y menos cercanos, del problema de convivencia entre los israelíes y palestinos en continuo asedio mutuo. Todos sabían que Gaza, la zona limítrofe de Israel, era manejada por una organización errorista, Hamás, que tiene como su objetivo la desaparición de Israel. También sabían que la vida de 2,3 millones de habitantes en 360 km2 (igual a 3% de la superficie del municipio de Sucre), o sea 6.400 habitantes por km2, es insostenible, especialmente si no hay actividad económica significativa. Ahora, con los problemas de ingreso de ayuda humanitaria, uno se entera de que en situaciones ‘normales’ cada día entraban 500 camiones con suministros; algo surrealista. Por eso digo que fue una bomba de tiempo, ahora encendida por Hamás de una forma horrible, generando una respuesta muy violenta de parte de Israel.
En 1993, se firmó un acuerdo de paz entre Palestina e Israel, o mejor dicho entre sus líderes de entonces, pero que nunca pudo ser aplicado. El Presidente y promotor de Israel fue asesinado por un fanático de su propio país y del lado palestino los extremistas tampoco aceptaron el acuerdo, que entre otros definía un Estado independiente inicial de Palestina. Temas pendientes sobre el Estado de Jerusalén, las colonias israelíes en tierra palestina, etc., nunca han podido ser resueltos en común acuerdo, lo que en la práctica llevaba a ocupaciones, declaradas ilegales por las Naciones Unidas, cada vez más avanzadas de Israel en tierra palestina, haciendo la sobrevivencia ahí aún más apretada.
¿Cuál es ahora el futuro? Por el momento, parece que Israel no desiste de su ataque desproporcionado, donde mueren ya miles de civiles palestinos atrapados entre un régimen terrorista y un bombardeo inescapable. Las protestas en el resto del mundo, inclusive de organizaciones internacionales, son cada vez más, lo que parece no importar al Gobierno israelí. Ataques terroristas y ya gubernamentales en países circundantes a grupos irregulares oportunistamente se han intensificado y con cada vez más involucrados. La actitud política internacional hacia Israel y la seguridad del país y sus habitantes a mediano plazo no parecen beneficiarse de su actuar en este momento, por lo que sería importante buscar otras estrategias. Negociación, la esencia de la política, es inevitable, ojalá más temprano que tarde. Pero, viendo las posiciones extremistas a ambos lados, parece que primero debe haber más destrucción y muerte antes de que ella ocurra.
Y luego, es imprescindible buscar una solución duradera para la vivencia de los palestinos. Esto demandaría un cambio de actitud del Gobierno israelí, que hasta ahora ha contrariado cualquier autogobierno y desarrollo económico de los palestinos. Extremismos a ambos lados, aún crecientes, es lo que menos se necesita en este momento. Un papel coordinado de los actores internacionales sería esencial, pero tampoco está a la visita, entre otros motivos, por la existencia de luchas de poder, comerciales y bélicas en muchos niveles y lugares. Lo siento, estoy pesimista, pero debemos esperar que llegue la cordura en algún momento.