Dólares o dolores

Monica Briançon Messinger 16/01/2024
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Hablemos de los dolores de los dólares con casos reales. Necesito pagar la póliza de mi seguro de salud. La empresa hizo la cotización y me dio el precio pero en dólares, solicitando que pague en verdes, según vea “mi conveniencia”. El problema comienza cuando no puedo sacar dólares en efectivo, aunque mi ejecutiva dice que me podrían dar de 20 en 20. 

Un amigo quiere comprarse un auto, para renovar el que tiene. El vendedor le dio el precio en dólares pero la venta se cayó. El banco no puede darle el monto, y se acaba de enterar que tampoco puede hacer transferencia a otra cuenta en dólares. Sólo le quedaría hacer una transferencia de dólares a bolivianos al tipo de cambio oficial.

Una pariente cercana está en serios problemas. Hizo un anticrético en dólares y ahora devolverá la casa pero el propietario no le puede devolver en verdes por las razones antes mencionadas. 

En esencia, los que ahorraron en dólares se jodieron/nos jodimos/se joderán/vosotros os joderéis y así con la conjugación entre un estado perverso que está obligando a “bolivianizar” tu dinero verde, y por otro lado, el pacto de silencio de la banca que no termina de ser totalmente sincero con sus clientes. Es un secuestro indirecto, es una palabra que empieza con “co” y termina con “ito” y está prohibido decirla porque el “escándalo”.

Y no es que los dólares se hayan esfumado del Plurinational State. Están ahí, guardados pero les están dando “un mejor uso” (comprando diesel y pagando a 600.000 empleados públicos). A tiempo actual, y como dice el economista José Gabriel Espinoza “el BCB ha perdido un poco más de 2.000 MM de RIN en el 2023, más del doble de 2022 y un poco menos de cuatro veces que en el 2021”.

Básicamente, debes gastar menos de lo que recibes. No que hay ser un PhD en Economía para saber eso, y miles de familias en el país, aplican este principio cada día, sobre todo cuando, rascas la billetera para llegar a fin de mes, pero por la TV la propaganda azulina te dice que todo brilla como oro, precisamente como el oro que el Banco Central está desesperado en comprar a cómo de lugar, cerrando un círculo más perverso aún: gastar reservas en diésel y pagar a zánganos, cubrir ese hueco con oro, comprado a inescrupulosos que están invadiendo parques y reservas en el país, generando contaminación y masacrando a la biodiversidad. La maldición del Cerro Rico aún nos persigue. La riqueza nos empobrece.

El experto en finanzas, Jaime Dunn, sostuvo que “es normal que los créditos vayan a reforzar las reservas internacionales ¿Qué hace el Gobierno? Recibe los dólares, y como a los ministerios, las empresas, se les paga en bolivianos, van al Banco Central y le cambian los dólares por bolivianos. Entonces, al final se queda con los dólares”, resumió.

Al final del día, los únicos dólares que tendremos, son los de Alasitas. Pero de eso hablaremos la siguiente semana.

 

* La autora es periodista

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