Perdura la esperanza

EDITORIAL Editorial Correo del Sur 30/01/2024
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Finalmente, y después de que las fracciones enfrentadas del Movimiento Al Socialismo (MAS) subieran el nivel de acusaciones y contraacusaciones, ayer, a media tarde, comenzó el diálogo entre el gobierno y las fuerzas políticas con representación parlamentaria con el propósito de encontrar una salida el embrollo de las elecciones judiciales.

Las tres partes en conflicto —es decir, la oposición y las fracciones masistas— están de acuerdo en que hay que viabilizar dichas elecciones por la vía democrática. Ninguna plantea ya suspender este acto, ni eliminarlo de la Constitución, ni mucho menos, nombrar a una “junta de notables” que haga la transición y eso ya es un paso adelante.

La cuestión son los plazos, y ahí es donde las tres partes en discusión tienen sus propios intereses, sobre todo teniendo en cuenta una máxima que no está escrita pero que se presupone: en 2025 no habrá otras elecciones que las presidenciales y, en todo caso, las primarias habilitantes unos meses antes si es que no se elimina de la Ley de Partidos.

La negociación entre el MAS de Arce, el MAS de Evo y la raquítica oposición de Comunidad Ciudadana y Creemos, que han ido perdiendo miembros en favor de la facción gobernante, como toda la vida ha sucedido, es frente a frente y cualquier detalle del texto será importante.

El MAS de Evo tiene una urgencia evidente: después de la sentencia 1010 del 29 de diciembre de 2023 necesita nuevos magistrados en el Tribunal Constitucional Plurinacional que interpreten de manera distinta el asunto de la reelección, pues los actuales no solo incorporaron a la sentencia, en modo jurisprudencia, el criterio de la Corte Interamericana de Derechos Humanos que desahucia la reelección indefinida como derecho humano, sino que incorporaron el detalle sobre que la reelección solo se permite una sola vez de forma continua, infiriendo que ninguna de forma discontinua.

Precisamente por lo contrario, el MAS de Arce es el que menos prisa tiene en realizar estas elecciones, ya que le ha despejado el camino al actual presidente para hacerse con la nominación del partido azul, pues tampoco cree que otras figuras, como Andrónico Rodríguez, puedan desafiarlo. Sincronizar el calendario para elegir magistrados e inscribir candidatos a las primarias en el periodo de transición, antes de que asuman los nuevos, parece ser su escenario ideal, pues así se evita la carga por el exceso de autoritarismo que no gusta entre las clases medias y que, al final, son las que dan las grandes mayorías.

La oposición tiene la pelota en este partido, si es que sabe jugarlo, y es la que realmente puede salir más favorecida entendiendo esto como tal vez la única oportunidad real de “liberar la justicia” de los tentáculos azules que lleva tantos años (como antes hubo de otros colores) oprimiéndola. Pactar la lista de candidatos en plancha con Morales y el calendario con Arce parece ser una estratagema compleja, pero es tal vez la única posible.

Después obrará, como siempre, el poder de la democracia, del voto y de la sabiduría popular, tomando las precauciones, claro, de que ningún candidato quede inhabilitado por algún exceso de cualquier índole.

El asunto es complejo, pero el resultado que todos esperamos; esto es una justicia si no despolitizada, al menos, equilibrada y contrapesada, se antoja vital para Bolivia. Esa es la esperanza con la que ha arrancado el diálogo de ayer. Es de esperar que de allí no surjan nuevas desilusiones.

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