Pasó el Carnaval y la actividad vuelve paulatinamente a la normalidad. Los que se mantienen, y agudizados, son los problemas de la ciudad de Sucre, algunos de los cuales son de muy difícil solución, pero otros no y se agravan por ineficiencia municipal.
El problema de la basura está cada día peor. En una gestión anterior, hace ya mucho tiempo, se adquirieron contenedores de basura de alasitas, que tienen actualmente un aspecto lamentable como consecuencia de la falta de limpieza y mantenimiento. En muchas zonas rebalsa la basura hasta medio día.
Los encargados de recogerla no cuentan con la protección adecuada y por ello su trabajo es más sacrificado. Habría que encarar en serio este problema hasta lograr que Sucre amanezca siempre limpia, como ocurre en la mayor parte de las ciudades del mundo, especialmente en las que tienen atractivos turísticos.
La ciudad de Sucre está muy descuidada. Varios barrios no tienen ninguna señalización, como el Petrolero, tan de moda y tan importante por su actividad comercial, especialmente, en la avenida de las Américas. No hay un solo letrero con nombre de calle, la poca numeración es inexacta y es imposible ubicar una dirección… una vergüenza.
En cambio, aparecen cada vez más gigantografías de propaganda del señor alcalde, dando la bienvenida y deseando buen viaje a los pasajeros que viajan por carretera que llegan y se van recorriendo calles y avenidas convertidas en parqueo de camiones, buses y casetas improvisadas de llanterías y maestranzas precarias, en la venida Marcelo Quiroga Santa Cruz, la ruta al Parque Cretácico, una de las principales atracciones de la ciudad.
A propósito de parqueos indebidos, es inconcebible que en avenidas como la de las Américas, en la continuación de las que llevan el nombre de Jaime y Germán Mendoza, empiecen a ubicarse camiones de gran tonelaje, trailers y maquinaria pesada. La oficina de Tráfico y Vialidad parece no existir y el cambio frecuente de sus funcionarios la hace totalmente ineficiente.
Seguiremos con temas similares para registrar la realidad que contrasta con las campañas publicitarias.
