Decir que Sucre y Potosí son las ciudades más históricas de Bolivia es una verdad de Perogrullo que, pese a esto, no siempre se considera en su verdadera dimensión. Razón suficiente para reencauzar la matriz económica hacia el turismo, que tan buenos dividendos genera en los países con una mejor educación.
Son loables los esfuerzos de ambas ciudades del sur en cuanto a la promoción del turismo; pero, esta misión requiere de una política nacional, que no solo involucre a una región sino a todo el país. Por lo tanto, lo ideal sería que el Estado como tal reúna a los tres niveles de gobierno y se impulsen acciones conjuntas.
En el vasto tapiz de maravillas que ofrece Sudamérica, Bolivia se erige como un espacio heterogéneo y singular que merece ser apreciado por el mundo entero. Sin embargo, para lograr un desarrollo turístico sólido y sostenible es fundamental que se integre estratégicamente con las principales rutas del turismo sudamericano. Esto debería ser una prioridad del Gobierno central.
En meses pasados, este medio de comunicación mencionó en este mismo espacio editorial algunos consejos de expertos profesionales del sector destinados a la incorporación de Bolivia al turismo internacional, que, por cierto, bien manejado, deja buenos dividendos. Considerando que se trata de un tema de suma importancia, aquí los reiteramos:
Los especialistas consultados dijeron que, para articularse efectivamente con las grandes rutas turísticas de Sudamérica, Bolivia debe centrarse en cuatro pilares fundamentales:
1. Conectividad y transporte: Mejorar la conectividad aérea y terrestre resulta esencial para atraer un mayor flujo de turistas. Bolivia debe trabajar en estrecha colaboración con las aerolíneas y las autoridades de transporte para abrir nuevas rutas y promocionar conexiones directas con ciudades clave en otros países sudamericanos utilizando a BoA como facilitador.
2. Promoción y marketing: La promoción efectiva es la clave para poner a Bolivia en el mapa turístico sudamericano; sin embargo, siempre queda la sensación de que apenas se sale del tópico y con muchos equilibrios regionalistas. Una estrategia de marketing bien planificada y financiada permitiría difundir los atractivos del país en mercados internacionales clave.
3. Desarrollo de infraestructuras: Es imprescindible invertir en infraestructuras turísticas, tanto en áreas urbanas como rurales. Esto incluye la mejora de la calidad de los alojamientos, la expansión de la oferta gastronómica, la implementación de servicios turísticos de calidad y, finalmente, la preservación y restauración de sitios históricos y naturales. Un enfoque sostenible y respetuoso con el medioambiente será fundamental para preservar la autenticidad y belleza de nuestros paisajes y culturas.
4. Formación y capacitación: La calidad del servicio al cliente es un aspecto crucial para una experiencia turística positiva. Por ello, hay que invertir en la formación y capacitación de profesionales del turismo, guías turísticos y emprendedores locales. Brindarles las herramientas necesarias, para ofrecer un servicio de excelencia, enriquecerá la experiencia de los visitantes y los incentivará a regresar y a recomendar a Bolivia como un destino imperdible.
El turismo puede ser una poderosa herramienta de desarrollo económico y social, siempre y cuando sea manejado con sensibilidad y visión a largo plazo. El respeto por el medioambiente, la preservación del patrimonio cultural y la inclusión de las comunidades locales en la industria turística son aspectos clave para lograr un crecimiento sostenible y equitativo.
Con una visión de largo alcance y una gestión responsable es posible construir un futuro próspero para el turismo nacional, donde la belleza natural, la riqueza cultural y la calidez de su gente sean apreciadas y admiradas por el mundo entero.