Homenaje a la Universidad Mayor, Real y Pontificia de San Francisco Xavier de Chuquisaca

Gastón Solares Ávila 22/03/2024
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Los bolivianos, los chuquisaqueños, los sucrenses y, más aún, los formados en esta vieja Universidad, tenemos la obligación de rendirle homenaje en sus cuatrocientos años de vida institucional. Es una obligación saturada de civismo, de agradecimiento, de admiración, por todo lo que implica su existencia, por todo lo que ha sido, por todo lo que es y por todo lo que será.

Juan Frías de Herrán, el jesuita español nacido en Medina del Campo, es el fundador de la Universidad, según la Patente de 27 de marzo de 1624. Estuvo antes en Lima, donde completó sus estudios de teología, y después en Santiago, ciudades ambas en las que se dedicó siempre a actividades educativas ocupando cargos de gran responsabilidad, demostrando su afición y su sensibilidad por la educación superior. El año 1626 retornó al Perú y falleció en Lima en 1632.

Miles de profesionales han salido de las aulas de San Francisco Xavier, estudiantes de varios países han obtenido grados académicos y ahora, con todo derecho, jóvenes del campo son parte importante de la familia estudiantil. Lamentablemente emigran al egresar porque su ciudad, su región, no les brinda opciones de progreso. Por ello, lo que se requiere desesperadamente es la generación de fuentes de trabajo, lo que debería convertirse en un objetivo común de todos los sectores de nuestra sociedad.

Es cierto que ha pasado el momento de gloria de nuestra Universidad y que el acontecimiento que se celebra ahora es la  oportunidad más adecuada para renovar el compromiso de todos para recuperar el sitial de prestigio continental que la ha caracterizado durante siglos.

El libro “Nuestra Historia. La Universidad. Rectores 1624-2012”, publicado hace doce años, debería haber sido actualizado en una nueva edición de lujo en esta oportunidad. Es un excelente trabajo que, además de información histórica importantísima, incluye la lista de los rectores, con breves referencias y fotografías de cada uno, como prueba irrefutable de que ilustres hombres pasaron por el Rectorado de la Universidad xaveriana.

La Autonomía Universitaria fue una conquista extraordinaria cuyo objetivo fue mantener independencia de los diferentes gobiernos de turno, lo que se ha logrado. Lo que no se ha logrado, sin embargo, es la intromisión de la política partidaria y la maligna influencia que es una de las causas que la afecta negativamente, especialmente, pero no únicamente en el sector estudiantil, acaso consecuencia del cogobierno universitario, desde luego mucho menos importante que la autonomía. No es lógico ni conveniente que tengan los mismos derechos los que van a enseñar que los que van a aprender.

A ellos, a los que verdaderamente van a enseñar y a los que van a aprender, a los que tienen el honor de trabajar en las oficinas y aulas universitarias también alcanza el homenaje, por supuesto, bajo las estrofas del hermoso Himno universitario, cuya letra pertenece a don Jorge Suástegui Mendieta y la música a don Alfredo Jáuregui Rosquellas. La estrofa que sintetiza el noble objetivo de nuestra Universidad no puede ser más elocuente:

 

“No tenemos más armas en la lucha

Que el estudio que enseña a vencer,

ni tenemos más fe que en la ciencia

ni tenemos más ley que el saber”.

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