No entiendo nada

Gastón Solares Ávila 10/05/2024
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Soy economista, aunque reconozco que dedicado siempre a la microeconomía. Mis conocimientos, sin embargo, deberían ser suficientes para entender las explicaciones sobre la situación macroeconómica del país, pero cada vez estoy más desorientado.

No dejo de sorprenderme de algunas cosas, de extrañarme por otras, de preguntarme de la veracidad de las declaraciones oficiales al extremo de que hay momentos en que pienso que los que manejan los intereses de todos, es decir los gobernantes, o saben menos que yo, a pesar de sus títulos, ciertos o inventados, o no dicen la verdad deliberadamente porque aquello de que hay que aprovechar la pobreza y la ignorancia del pueblo para ganar votos es un insulto a ese pueblo, al que dicen representar y en cuyo nombre hablan en toda oportunidad.

En discurso público, el controvertido y todavía Presidente mexicano textualmente afirmó: “Ayudando a los pobres va uno a la segura, porque ya sabe que cuando se necesite defender, en este caso la transformación, se cuenta con el apoyo de ellos, no así de los sectores de clase media, ni con los de arriba ni con los medios, ni con la intelectualidad. Entonces, no es un asunto personal, es un asunto de estrategia política”.

Yo aprendí en la Universidad que solamente el trabajo genera riqueza y que toda actividad honrada es digna, que el ser humano merece respeto y consideración, que utilizar a la gente en nombre del pueblo es una indignidad y mucho más si se la utiliza en beneficio de un partido o peor aún si el beneficio es personal. Que a la gente hay que instruir y enseñar, no adoctrinar.

Ojalá nuestro país encuentre el camino a la unidad, lo que solamente se consigue sobre la sinceridad con uno mismo. La hipocresía es mala consejera. ¿Dónde está el cóndor que para volar necesita el ala izquierda y el ala derecha? ¿Dónde está el respeto a la democracia? ¿Se la encuentra ofreciendo el Gobierno al pueblo señalando la ruta de los países como Cuba o Venezuela, de los que sus ciudadanos no encuentran trabajo y emigran a pedir limosna a otras latitudes? Nadie escapa del paraíso. La Universidad y la vida me enseñaron lo que sé, pero los discursos y la demagogia actual me asustan porque con lo que se dice en los discursos y lo que se hace, había mucha diferencia, pero resulta que ahora lo que se dice se acerca a lo que se hace. ¿Ha cambiado el discurso o ha cambiado la acción? ¿O han cambiado ambos? No entiendo nada, pero una cosa sé: No ha cambiado la Constitución.

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