Contra el bullying o acoso escolar

EDITORIAL Editorial Correo del Sur 17/05/2024
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Las Defensorías Municipales de la Niñez y Adolescencia de Potosí han iniciado una investigación sobre la denuncia de que un maestro hizo aplicar castigos físicos a sus alumnos utilizando para ello a otros estudiantes.

El maltrato en las aulas, prohibido y sancionado por el artículo 61.I de la Constitución Política del Estado, es conocido por el anglicismo de ‘bullying’, aunque es preferible usar su nombre en español: acoso escolar. 

El acoso escolar consiste en la forma de comportarse o dirigirse a otra persona, ya sea de forma verbal o física, causando un daño temporal o permanente en la víctima. Es un tipo de hostigamiento reiterativo de una o más personas hacia sus semejantes, que sufren de amenazas, intimidación, manipulación e inclusive agresiones físicas.

Debido a sus efectos, el bullying se constituye en uno de los principales males de la sociedad actual. Aunque siempre han existido el maltrato y las agresiones entre la población infantil y los jóvenes, en los últimos años este problema se ha agravado debido, en gran medida, a la violencia que asimilan los niños en las redes sociales, que están a su alcance por su fácil acceso a través de los teléfonos celulares.

La violencia que se consume de manera reiterativa en los dispositivos electrónicos o la televisión puede fijarse en la mente, más aún si se trata de niños, y eso degenerar en acoso escolar, que trae como resultado lamentables consecuencias que marcan para siempre la vida de la persona afectada y de su núcleo familiar.

Se sabe que cuando un niño o adolescente es agredido de manera verbal o física comienza a mostrar una serie de comportamientos característicos como un bajo rendimiento escolar, síntomas de depresión, baja autoestima y, en el peor de los casos, el deseo de atentar contra su vida.

De acuerdo a estudios del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef, por sus siglas en inglés), se sabe que un alto porcentaje de los niños en todo el mundo sufre de acoso escolar. Uno de cada tres es víctima de este mal social en algún momento de su escolarización.

Para muchos padres, el bullying o el acoso escolar es visto como “cosas de niños”; sin embargo, el problema va más allá y requiere un mayor compromiso y la participación de todos los entes involucrados.

Se cree —erróneamente— que cuando un niño es víctima de maltrato, esto lo hará más fuerte, al poder enfrentar circunstancias más difíciles en su vida adulta, pero nada más alejado de la realidad. Estos niños y jóvenes, una vez que crecen, son personas inseguras a las que les costará poder tener una vida sana para relacionarse con otros, ya sea en el trabajo o a la hora de formar una familia.

Esto se debe a que, para ellos, la violencia forma parte natural del comportamiento humano y atraerán a sus vidas personas maltratadoras, que los mantendrán de forma permanente en un círculo vicioso, ya que repetirán esas mismas conductas.

Hace años se viene advirtiendo sobre este problema, pero los profesionales dicen que ha ido a más. Todos los estamentos de la sociedad —sobre todo la comunidad educativa y las familias— deben comprometerse para erradicar una práctica que tiene que ver con los valores y que, sin duda, pone en riesgo lo más valioso que tenemos: nuestras niñas y niños.

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