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De los hermanos azules su crisis

Hernando Calla 20/05/2024
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Divierten los que insisten en el supuesto teatro que los “hermanos” MASistas estarían ejecutando para engañar a los incautos y, incluso a los “verdaderos” opositores que no terminan de entender la necesidad imperiosa de unirse en torno a un candidato único.

Pero la división del MAS es tan evidente que deja poco margen a la interpretación. ¿Podría ser puro teatro la escenificación del congreso del MAS oficialista que culminó sustituyendo a Evo Morales como presidente del instrumento político de los movimientos sociales con un desconocido dirigente de la CSUTCB y funcionario del gobierno de Arce?

Antes de noviembre 2019 era impensable que dentro de las filas del MAS aparezca una figura sustituta de Evo. Si acaso algún dirigente social se perfilaba amenazando con hacerle sombra al Jefazo, sea en la dirección del MAS o a la cabeza de otro gobierno popular, era pronto perseguido judicialmente o expulsado ignominiosamente del partido.

Ahora resulta que los perseguidos o marginados del “instrumento político” son los exministros y la plana mayor de dirigentes y parlamentarios evistas. Y es hasta cómico escuchar a estos exmandaMASes denostar ahora a sus exhermanos arcistas con toda la artillería de epítetos que antes dirigían a los opositores, incluida la acusación de ser los nuevos títeres… ¡del imperialismo y la embajada norteamericana!

Circulan videos en los que Juan Ramón Quintana, el ideólogo de la consigna “Evo Pueblo, líder de los humildes”, se confiesa “anonadado” por el espectáculo de sus exhermanos desconociendo en un congreso nacional a su ¡líder histórico! y se muestra frustrado, al igual que su jefazo, al constatar la continuidad de los magistrados autoprorrogados en el poder judicial (a pesar de los bloqueos evistas en enero) presuntamente destinada a tapar la corrupción del gobierno de Arce.

A Quintana le sorprende (¡!) la prebendalización de las dirigencias sociales y la incapacidad gubernamental que, según el están demostrando sus excompañeros arcistas en el manejo estatal de un “país a la deriva” que amenaza con “precipitarse en una crisis económica” y que terminará afectando “los bolsillos de las y los bolivianos” ( parafraseando a Quintana en un programa de Radio Kausachun Coca).

¿Qué querrá decir Quintana con sentirse anonadado? Supongo que se refiere a la kechalera verbal incontenible que le ha provocado la impotencia de evitar que la imagen de Evo como “líder de los humildes” que él pretendía proyectar más allá de su caída en 2019, termine desmoronándose por obra y gracia de sus propios “hermanos” arcistas a los que ahora denuncia como otra “pandilla” vendida al imperialismo norteamericano.

Dejando de lado el penoso espectáculo de Evo y Cía. que ahora prueban “de su propio chocolate” al sufrir en carne propia la marginación política del gobierno de Lucho –a quién Evo había designado como SU delfín– al que ahora acusan por la desinstitucionalización de la democracia, que ellos mismos promovieron. Lo evidente es que la división del MAS entre un ala “radical” evista y una facción “renovadora” arcista parece haber sobrepasado el punto de no retorno, con el resultado de que quienes detentan el control del aparato estatal a su favor, tiene todas las chances de hacerse con la sigla del MAS para fines electorales.

Hace mucho que el Tribunal Supremo Electoral ha dado muestras de no ser nada Supremo como dice la Constitución y, por tanto, no cabe sino esperar que avale la elección de la nueva directiva del MAS – IPSP en el congreso arcista, directiva que incluye a ex hombres y mujeres fuertes del MAS durante las gestiones de Evo Morales. Tampoco mejora la percepción que se tiene del TSE con la amonestación supuestamente “grave” de este último a la dirección nacional del MAS (Evo Morales) por no haber consensuado su convocatoria a un congreso de julio en Villa Tunari con las organizaciones matrices al punto de poner en peligro la propia sigla del MAS.

Y es que el TSE más parece un tigre de papel, particularmente cuando uno de sus vocales –el clon arcista de Quintana de nombre Tahuichi repetido– sale a declarar, indicando que, si bien se espera un informe de la comisión técnica sobre el reciente congreso realizado en El Alto que debe ser evacuado dentro de 7 días, para saber si se reconoce a la nueva directiva del MAS, lo más probable es que haya “una ampliación de 90 a 120 días” para la regularización (adecuación de estatutos, renovación directivas) de las directivas de todos los partidos vigentes ante el TSE (se supone incluida la del MAS)

Como quiera que fuese, la eventual subordinación del órgano electoral a los planes del oficialismo para una reelección del MAS arcista en el bicentenario no garantiza que el gobierno de Arce vaya a reelegirse en 2025 –a pesar de todas las vueltas de tuerca que el gobierno vaya a requerir del TCP– por la sencilla razón de que este gobierno de los MAS ineptos no tiene ninguna posibilidad de contener la crisis económica que, por todas las evidencias de insolvencia fiscal e iliquidez de divisas, ha sobrepasado abundantemente cualquier posibilidad de ser revertida sin un ajuste estructural mayor y que está totalmente fuera de su visión y alcance.

Lo más probable es que, no importa cuán férreo sea el control del Ejecutivo sobre los poderes electoral y judicial, el gobierno de Arce no termine su mandato al verse obligado a dejar el poder cuando la combinación de crisis política y económica le estalle en la cara. Y en una situación como esa que podría derivar en una convulsión social extrema, el mayor peligro es que los evistas se sacudan de su anodadamiento y, con el mayor cinismo del que son capaces, logren hacerle creer a la gente el embuste de que el auge económico de años anteriores se lo deben a Evo y sólo a él (obviando el hecho de que Arce era su Ministro de Economía durante más de una década), y de que él es el único líder histórico que “ahora sí” nos salvará del abismo económico abierto por él mismo (eso o “guerra civil", nos anuncian los dirigentes evistas radicalizados en sus discursos proclives a la confrontación)

Mientras tanto, los exministros y militantes evistas no pierden el tiempo e intentan desde ahora venderle a sus amigos y correligionarios en otras latitudes el relato de una supuesta traición del actual gobierno de Arce a través de una reciente “Carta abierta desde Bolivia… a nuestras compañeras y compañeros en el mundo entero” (de timeline de cta. X de @evoespueblo) en la que explican la división del MAS como resultado de una traición de Arce. En un párrafo que condensa toda la impostura MASista y refleja la deshonestidad de los políticos y militantes evistas, las exautoridades y funcionarios afirman:

“En 2020, el pueblo boliviano logró derrotar un Golpe de Estado, llevando a Luis Arce a la presidencia del país. Lamentablemente esa confianza fue traicionada. Bolivia vive una situación que va encaminada a una crisis de Estado. Además de una difícil situación económica por haber abandonado el modelo económico que hacía de Bolivia un ejemplo para toda la región, vivimos una grave crisis institucional así como en el seno de las organizaciones sociales por actos de prebendalismo promovidos desde el gobierno, el inicio de medidas represivas en contra de militantes de izquierda y la amenaza de proscripción de nuestro partido y de inhabilitación del líder político más importante del campo popular: Evo Morales Ayma”.

Todo lo contrario, en 2020, el MAS logró derrotar a sus adversarios de la oposición en elecciones convocadas por consenso parlamentario con mayoría MASista, después de la crisis política del 2019 que resultó en la renuncia y huida de Evo Morales. Fue el propio Morales que eligió a Arce como candidato del MAS, a pesar de que su supuesto sostén social –el Pacto de Unidad– había elegido a David Choquehuanca. Cierto, la preponderancia del MAS en la política boliviana es tal que su actual división repercute en forma de una verdadera “crisis de Estado”. Pero lo que más indigna es la flagrante deshonestidad intelectual de los firmantes de esa carta cuando afirman que la “difícil situación económica” se debe… ¡al abandono del modelo económico que hacía de Bolivia un ejemplo regional!

Además, “la crisis institucional y de las organizaciones sociales” que denuncian oculta el hecho de que fue justamente el gobierno de Morales que socavó la institucionalidad democrática desde sus inicios, empezando con la persecución política utilizando el aparato judicial desde que Evo asumió el poder en 2006 (como en el caso del ex presidente de la ABC, el Ing. José María Bakovic hasta provocarle la muerte) sin considerar que podría llegar el día en que… ¡el propio Morales sea inhabilitado y la sigla del MAS sea proscrita!

Sin embargo, dadas las circunstancias, es probable que un escalamiento de la crisis económica haga volar por los aires todas las expectativas y que la necesidad de un gobierno de oposición que asuma el poder en 2026 y que reestablezca los equilibrios macroeconómicos, sea postergada otros años más, esto si los estrategas del retorno de Evo logran su propósito de acceder al poder en unas elecciones adelantadas, en medio del desastre económico y el caos institucional, –ante un electorado cautivo y anonadado por la crisis–. ¡Dios nos libre de pasar del peor gobierno que nos ha tocado hoy al MAS peor de ayer reciclado para mañana!

* El autor pertenece a la Plataforma Una nueva Oportunidad, que fomenta el debate plural pero no comparte necesariamente sus puntos de vista.

 

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