24 de mayo de 2008

Gastón Solares Ávila 24/05/2024
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El 24 de mayo de 2008 fue un día nefasto para los chuquisaqueños en general y, muy particularmente, para los sucrenses. Por motivos absolutamente políticos, varios campesinos fueron obligados a bajar semidesnudos desde El Abra, de Azari, custodiados en muchos casos por encapuchados que sabían lo que estaban haciendo, por lo que cubrían sus rostros para no ser reconocidos.

En la Plaza 25 de Mayo, frente a la histórica Casa de la Libertad, continuó el vejamen a nuestros hermanos del campo, que fueron obligados a ponerse de rodillas y besar el piso.

No fue una acción espontánea, fue preparada. El lugar del conflicto estaba en los alrededores del Estadio Patria, donde debía llegar el presidente de entonces, Evo Morales, y había mucha gente que pretendía evitarlo. Parece que hábilmente se quiso llevar la atención a otro escenario alejado de la ciudad, lo que se logró finalmente con ese acto de ignominia en el que no tiene responsabilidad alguna el pueblo chuquisaqueño. Nunca hubo una investigación seria que esclareciera la verdad y Sucre se quedó con el estigma de ciudad racista, lo que ningún nacido en esta tierra aceptará jamás.

No existe razón alguna para enemistarse con los campesinos, habitantes de un campo cada vez más desierto porque la gente se va especialmente al oriente en busca de fuentes de trabajo, lo que no puede lograr en su tierra natal por el desarrollo poco equilibrado de Bolivia, convertida en un país cada vez más desintegrado. Se invierte donde se puede obtener más votos, no donde más se necesita. Nuestro país no ha sido capaz, en casi doscientos años, ni de producir el trigo suficiente para elaborar su propio pan.

Solo la conciencia de cada uno, de los oficialistas y opositores de la época, sabe la verdad de lo realmente acontecido, pero todos saben también que esta bendita ciudad, donde nació la patria, tiene un nombre más, el más injusto que se pueda imaginar, que es el de ciudad racista.

El 14 de junio de 2011, mediante la Ley 139, se establece que cada 24 de mayo se recuerde el Día Nacional Contra el Racismo y la Discriminación. Ya es tiempo de que Chuquisaca haga cambiar esa ley, para que en lugar de ella se promulgue otra declarando “Día de la Unión entre Bolivianos”. Basta de incentivar el racismo predicando una cosa y haciendo otra. Dejemos tantas nacionalidades y seamos todos bolivianos, los nacidos en esta tierra y los que la han escogido para vivir. (R)

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