Bolivia y Paraguay: Un asunto inconcluso

EDITORIAL Editorial Correo del Sur 14/06/2024
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Bolivia y Paraguay conmemoran este viernes 89 años del cese de hostilidades en la Guerra del Chaco, un conflicto que, pese a ser uno de los más estudiados de la historia, y del que existe una enorme cantidad de pruebas documentales, parece complicarse en su estudio con el paso de los años. Y es que, como generalmente ocurre en el estudio de la historia, aquello que se reflejó de una manera en el momento de ocurrir, puede cambiar con el paso de los años.

El armisticio fue firmado el 12 de junio de 1935, pero el cese al fuego se acordó para dos días después. Esto se recuerda en este día.

La Guerra del Chaco está considerada como una de las diez contiendas bélicas más sangrientas del siglo XX. Una guerra, entre las dos guerras mundiales, en la que se pusieron en práctica técnicas de ambas y donde las condiciones climáticas y geográficas la convirtieron, además, en un verdadero “infierno verde”.

Para la mayoría de las voces, el conflicto entre Bolivia y Paraguay (1932-1935) tuvo su origen en el control del supuesto petróleo que pronto iría a fluir desde el desierto chaqueño en beneficio de la nación victoriosa. Herbert Klein dice que “la opinión popularmente aceptada casi de inmediato como la verdadera es que la Guerra del Chaco fue el resultado de un conflicto básico sobre terrenos petrolíferos entre la Standard Oil Company of New Jersey, con el apoyo de concesionarios bolivianos, y la Royal Dutch Shell, con base en Paraguay”.

No obstante, en 2007, el periodista Rafael Archondo puso en duda esa hipótesis, hasta entonces incuestionable. ¿Cuál es el peso real que tuvieron las empresas petroleras en el estallido y desarrollo de la Guerra del Chaco? Responder a esa pregunta lleva automáticamente a reflexionar sobre la importancia del petróleo como eje articulador y explicativo del conflicto, decía entonces. Aunque los medios no lo hayan reflejado, ese planteamiento fue un cambio de paradigma en la manera de enfocar la Guerra del Chaco.

En cambio hay coincidencia en reflejar la magnitud del conflicto. Se estima que Bolivia movilizó unos 250.000 soldados y Paraguay, unos 120.000. Y no alcanzan los archivos para documentar la cantidad de muertos, heridos, mutilados y desaparecidos...

Si de por sí la historia de esta guerra es durísima, así como las historias de los beneméritos siguen generando mucha angustia, lo legendario del combate ha ido enraizando en una serie de mitos que no solo no coinciden con la historia real y documentada, sino que en muchos casos sirven para desprestigiar el resultado del conflicto que acabó con la firma del armisticio el 12 de junio de 1935 y con el cese del fuego dos días después.

Los mitos más extendidos son los que señalan que la guerra fue por petróleo, ignorando que Bolivia y Paraguay llevaban casi desde la independencia disputándose el territorio del chaco boreal y que el control se aceleró cuando se perdió el acceso al Pacífico, al estimar que llegar al Atlántico era también una buena opción.

Estos sencillos apuntes son una pequeña muestra de que, pese a las toneladas de tinta que ya se han escrito, el de la Guerra del Chaco sigue siendo un asunto inconcluso, algo pendiente y digno de estudios, en los que el sur del país juega un rol protagónico por un innegable detalle geográfico: el chaco boreal estaba en esta parte del país.

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