Esta nota no tendría sentido de ser escrita hoy, pero fue publicada en octubre de 2014 y se la transcribe porque los argumentos siguen teniendo vigencia y, aunque la nueva Terminal está, a diez años de este comentario, todavía sin terminarse, preocupa que ni siquiera haya empezado el trabajo de los accesos. La decisión sobre la ubicación no fue la adecuada, pero ya es tiempo de que la obra se termine, incluyendo por supuesto los accesos.
El texto que sigue, refresca la memoria:
“El Concejo Municipal tiene indudablemente un trabajo difícil al considerar la ubicación propuesta para la nueva Terminal de Buses. El asesoramiento de los ingenieros y arquitectos es definitivamente importante porque no es nada fácil asumir una responsabilidad de semejante magnitud.
Sucre no tiene superficies planas por lo que el crecimiento de la ciudad se da en las colinas y los cerros. Los edificios de apartamentos, por mucho que distorsionen el “sky line” de la ciudad, están resultando necesarios, aunque sería bien limitar la altura y mantenerlos alejados del centro y siempre de color blanco.
Las bellas calles toledanas del centro son angostas y lo serán más debido a la imprescindible necesidad de ampliar las aceras, que reducen las calzadas, lo que agrava aún más el problema del tráfico de vehículos. Por tanto, lo racional es tomar las medidas necesarias para evitar concentrar el tráfico en una sola área, que es lo que precisamente está ocurriendo si tomamos en cuenta que el nuevo aeropuerto y la nueva Terminal de Buses estarán en la misma zona.
Para desconcentrar el tráfico, la economía de la ciudad y facilitar la circulación se sugirió en esta columna, hace ya mucho tiempo, estudiar la posibilidad de construir más de una Terminal, dos o tres, cuya primera virtud sería evitar todos los problemas mencionados en esta nota. Además, sería más fácil encontrar espacios y la inversión total se dividiría y, aunque sea mayor que la requerida para una sola, se justificaría plenamente.
El señor alcalde coincidió inicialmente con esta sugerencia y se ocupó de “socializar” la idea convocando a diferentes sectores para informarles sobre las ventajas de esta opción pero, lamentablemente, sin éxito.
La única razón en contra sería la de los pasajeros en tránsito que lleguen y que quieran trasladarse a otra ciudad, ya sea en bus o en avión, estando por tanto obligados a cambiar de Terminal y a utilizar para ello el transporte público, como en cualquier otra parte del mundo.
La solución planteada no es una locura ni se aplicaría solamente en Sucre, puesto que en muchas otras ciudades, de América y de otros continentes, utilizan este sistema y no solamente para buses, sino para trenes y aviones.
Insistir en la construcción de una única Terminal de Buses en una zona saturada y de difícil acceso además, no parece la mejor opción, opinión con la que están de acuerdo varios profesionales en los campos tanto técnico como económico a quienes consulto constantemente para enriquecer el contenido de mis notas.
Es una pena que las soluciones a nuestros varios problemas no se las pueda consensuar entre gente entendida y en base a razones. Todo tiene que ser bajo presión de intereses políticos y sectoriales, pero, aún bajo estas circunstancias, esta alternativa permite dar gusto a varios barrios representados por sus juntas vecinales.
Ojalá que al final se imponga la fuerza de la razón y que la solución finalmente adoptada beneficie a la ciudad y a la mayor parte de sus habitantes y que las sugerencias de la gente –que no tiene más interés que el colectivo– sean por lo menos consideradas para evitar que, como muchas otras, vayan a engrosar el caudal de las que no han sido sino resultado de arar en el mar.