El 18 de julio el escritor Javier Cercas escribió en La Nación de Buenos Aires: “Un idiota es aquella persona que se desentiende por completo de la política. No lo digo yo: lo dice la etimología de la palabra, y las etimologías no suelen errar”, matiza, y añade: “La palabra idiota viene del griego (idiotes), que significa exactamente eso: persona que solo se ocupa de lo suyo y se desentiende de lo común, es decir, de lo público, es decir, de la política, palabra que a su vez viene de polis, que en griego significa más o menos ciudad.
Yo, que vivo en un exilio interior al que a muchos nos ha condenado la burricie cainita de quienes últimamente deciden por nosotros, no puedo (no debo) ser ajeno, quedar indiferente frente a la última controversia que se ha desatado en la ciudad. En medio del pasmo y la indignación, pienso (y siento) - como dice Cercas- que la vida pública también forma parte de la vida privada.
Bueno, y ¿cuál es la polémica que marca recurrentemente el treding topic local?: la enajenación y resignación de un enorme predio de la ciudad -de 130 has, aproximadamente-, donde funcionó casi medio siglo el aeropuerto Juana Azurduy de Padilla.
De haber habido, hace ocho años, un mínimo sentido de previsión y planificación en la Gobernación, el antiguo aeropuerto no estaría ahora en la mira de vecinos, políticos de campanario y, lo que es peor, de la Fuerza Aérea…
Alguien, en su sano juicio, ¿cree que los militares, al apropiarse del terreno, no convertirán al antiguo aeropuerto en su feudo, antes que en un improbable centro de entrenamiento (como afirman), De hecho, ya han solicitado la autorización (¿el convenio de comodato suscrito con la Gobernación, les permite?) para construir 60 viviendas para sus efectivos. Un supuesto centro de entrenamiento, en un aeropuerto que difícilmente volverá a ser operable, por las restricciones que llevaron a construir el de Alcantarí, ¿en qué beneficia a la ciudad? Una ciudad con alrededor de 350.000 habitantes no puede contar con dos aeropuertos civiles como creen los vecinos de la zona: por las limitaciones del ex aeropuerto, y porque ni la Gobernación de Chuquisaca ni el Estado están en condiciones de destinar recursos para rehabilitarlo. Así que olvidémonos de la posibilidad de que el antiguo aeropuerto vuelva a operar. La única verdad es la realidad.
MADRE NATURALEZA VUÉLVEME ÁRBOL
El arquitecto Alberto Vaca, un chuquisaqueño cuya ilusión no es otra que ver convertido el antiguo aeropuerto en un parque ecológico, vislumbra un enorme bosque que con los años y el empuje de los habitantes se convierta en un potente pulmón de Sucre. Un vasto espacio verde que transforme el ecosistema de la zona y de algún modo de toda la ciudad, actualmente rodeada de páramos, cemento y ladrillo. Como se ha hecho en otras ciudades: Quito, Berlín, Atenas, Mendoza…
El arquitecto Vaca ha dedicado muchas horas para esbozar un perfil preliminar del proyecto del parque ecológico, o mega parque urbano. Frente al incierto panorama y las disonantes voces de las instituciones públicas y aún privadas, plantea la propuesta que hasta por sentido común debiera prevalecer, pero acá, tener sentido común es una herejía. Se trata de una opción que beneficia al conjunto de la población, particularmente a los vecinos de la zona (Distrito 3).
“La ciudad de Sucre -enfatiza- no obstante el clima benigno que tiene, es, seguramente, la ciudad con menos áreas verdes del país. Los espacios circundantes, lejos de ofrecer un paisaje de armonía y equilibrio con la naturaleza, son un auténtico páramo donde se ha impuesto el cemento y el ladrillo”.
Durante largos periodos al año, principalmente en la época de estío, el racionamiento del líquido es cada vez más lacerante para importantes sectores de la ciudad. De no haber sido por los bosques que crearon extranjeros y comunarios en la zona de Cajamarca y la Punilla, probablemente la sequía habría castigado más a una población sedienta (como acontece con Potosí, por ejemplo). Y es que los árboles, los bosques, en definitiva, generan las condiciones naturales para que el régimen de lluvias sea mayor y garanticen bolsones de agua en las cabeceras de los ríos.
A diferencia de otro importante proyecto en desarrollo a cargo de la Alcaldía, en base al que impulsara en su momento el empresario chuquisaqueño, Gastón Solares Ávila, el parque ecológico planteado por el arquitecto Vaca, no requiere una inversión significativa. A raíz del cambio climático, resultado del calentamiento global que padecen sobre todo en el hemisferio Norte, los países de la Unión Europea están destinando recursos para proyectos de reforestación en naciones del Tercer Mundo que, increíblemente, vienen destruyendo el medio ambiente; es el caso de la Amazonia y de los territorios devastados en Santa Cruz.
De manera que, de asumir el gran desafío de crear un bosque en el antiguo aeropuerto, se requiere gestión y voluntad política de las autoridades y del conjunto institucional de la ciudad. Naturalmente, se deberá conformar un equipo multidisciplinario: expertos en manejo de bosques, paisajistas, arquitectos y otros, con la finalidad de elaborar el estudio final del proyecto. Si de verdad la dirigencia política e institucional de Sucre representa y está comprometida con los intereses de la población, debe asumir: con autoridad y autonomía, la construcción del mega parque ecológico. Finalmente, ¿por qué tenemos que regalarles a los militares un patrimonio que pertenece a TODA la ciudad?
Según informa el periódico Correo del Sur, el pasado 24 de julio una comisión de representantes locales realizó una visita de inspección al enclave de Tucsupaya.
De los “asambleístas”, a quienes nadie conoce y quienes no representan más que a su partido, se podía esperar cualquier dislate. Pero de los representantes de instituciones, Colegio de Arquitectos o la Sociedad de Ingenieros, habríamos esperado posiciones racionales, técnicas, con visión de futuro, con criterio profesional…, antes que dejar en manos de comisiones del gobierno central para que decidan por nosotros. Una forma de no resolver nada es crear una comisión. ¿Para qué entonces presumimos con estridencia que tenemos un Gobierno Departamental Autónomo? Profesando ser técnicos se hicieron necios. Cómo hacerles entender, a los unos y a los otros, que la sociedad abierta y pujante es aquella en la cual hacer lo correcto es la primera opción para sus ciudadanos. En fin…, contra los necios, ¡hasta los dioses son impotentes!