Ilo y otras alternativas

EDITORIAL Editorial Correo del Sur 02/10/2024
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Bolivia perdió el mar por segunda vez en el malhadado proceso ante la Corte Internacional de Justicia, con sede en La Haya, y, desde entonces, no se han presentado alternativas para suplir la falta de acceso directo a puertos marítimos por los cuales exportar los productos nacionales.

Uno de los proyectos más prometedores era el Corredor Ferroviario Bioceánico de Integración, que conectaba el puerto de Santos, en Brasil, con los puertos de Ilo y Matarani, en Perú. Este corredor no solo facilitaba el acceso a mercados internacionales a través del océano Pacífico, sino que también reducía significativamente los costos de transporte para los productos bolivianos, fundamentalmente grano y minería. El retorno de Lula da Silva al poder debería servir para definir, pero se sigue tardando demasiado.

Como apuntamos en un anterior editorial, Bolivia tiene la posibilidad de utilizar el puerto de Ilo sin restricciones, pero poco es lo que se ha hecho hasta ahora para un mejor aprovechamiento de esa alternativa.

La promoción del comercio intra-sudamericano es otra estrategia crucial. La Alianza del Pacífico y el Mercosur ofrecen plataformas para el comercio libre de aranceles entre los países miembros. Con el fomento de acuerdos bilaterales y multilaterales dentro de estos bloques se puede abrir nuevos mercados para los productos bolivianos. Hay que diversificar las exportaciones a países vecinos, como Brasil, Argentina y Paraguay, para reducir la dependencia de mercados más lejanos y costosos.

También sería útil mejorar la infraestructura interna para optimizar las rutas comerciales terrestres y fluviales. La construcción y mantenimiento de carreteras, puentes y vías férreas de alta calidad pueden facilitar el transporte eficiente de productos hacia los puertos vecinos. Asimismo, el desarrollo de la Hidrovía Paraguay-Paraná, que permite la navegación fluvial hasta el Océano Atlántico, es una alternativa estratégica a aprovechar.

Además, se requiere incentivar la innovación y agregar valor a los productos nacionales antes de exportarlos. La industria agroalimentaria, por ejemplo, se beneficiaría enormemente de la implementación de tecnologías avanzadas y prácticas sostenibles que aumenten la calidad y el valor de los productos. Con la exportación de productos procesados en lugar de materias primas se puede generar mayores ingresos y posicionar mejor a Bolivia en el mercado internacional.

Bolivia debe continuar explorando y firmando acuerdos comerciales internacionales que favorezcan sus intereses. Con nuevos socios comerciales y la búsqueda de más mercados en Asia, Europa y Norteamérica como estrategia se proporcionarían nuevas oportunidades para los productores bolivianos. Estos acuerdos no solo deben enfocarse en la reducción de aranceles, sino también en la cooperación tecnológica y el intercambio de conocimientos.

Es imperativo fortalecer las instituciones encargadas de la promoción de exportaciones. Organismos como el Ministerio de Desarrollo Productivo y Economía Plural deben trabajar en la creación de programas que apoyen a los productores en la mejora de la calidad de sus productos, en la certificación internacional y en la apertura de nuevos mercados.

La presencia de productos bolivianos en el exterior aumentaría con la participación en ferias internacionales y la creación de marcas nacionales fuertes.

Aunque la falta de acceso al mar presenta desafíos significativos, Bolivia tiene múltiples alternativas para potenciar su comercio internacional. Es cuestión de trabajar técnicamente y no esperar solo réditos políticos o personales.

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