En las últimas horas resultó aprehendido un ciudadano español en un operativo contra la pornografía infantil. La Fiscalía encontró más de 70 videos producidos por el acusado, quien tendría innumerables víctimas, dice la noticia publicada en este mismo medio de comunicación y que se suma a otras aberraciones que se vienen comentando, y mucho, en estos días.
En efecto, con la mediatización de las más recientes denuncias contra el expresidente Evo Morales, de nuevo involucrado en casos de estupro y trata infantil, la comunidad acaba alertada de esta clase de situaciones que ojalá no ocurrieran nunca, pero ocurren aquí y en todas partes del mundo.
Antes pasó lo mismo con el diario del cura español Alfonso Pedrajas, quien dejó escritas sus confesiones de abusos contra menores de edad, en lo que se conoce como pederastia.
Si bien es cierto que se trata de investigaciones que van por cuerda separada al tratarse de asuntos distintos como el de la pornografía infantil o el de las relaciones de adultos con menores, no lo es menos que están vinculados en un punto: la perversión.
El estupro, que ha concitado nuevamente la atención al estar implicado en una denuncia de este tipo el expresidente Morales, es un delito sexual que ocurre cuando una persona adulta tiene relaciones con un menor, el cual no ha alcanzado la edad de consentimiento legal. Mientras que la trata de personas, el traslado de seres humanos de un lugar a otro dentro de las fronteras de un mismo país o hacia el exterior con fines de explotación, en su mayoría sexual, laboral o en la mendicidad.
Se habla de trata infantil o de niños cuando están involucrados menores de edad a los que se utiliza con ese mismo propósito, el de la explotación.
El caso del súbdito español, un hombre de 58 años que residía en Bolivia hace 11, tiene características especialmente graves. Además de encontrársele cámaras fotográficas y filmadoras, en su poder tenía videos de abusos sexuales a menores de edad.
Los investigadores lograron identificar hasta 71 videos de producción casera. Y, para mayor indignación, se rescató a una niña de tan solo siete añosque aparecía en una de esas aberrantes grabaciones.
Lo del religioso que supo pertenecer a la Compañía de Jesús no es mucho menos grave, por supuesto. Leer algunas de las páginas de su diario provoca repulsión y por eso también las repercusiones internacionales de su caso. Cabe recordar que salió a la luz pública por una publicación del diario español El País, a pesar de que los delitos se cometieron en internados bolivianos.
Lo de Morales, aunque de confirmarse sería también irritante, tiene otras características, pues se añade el componente político. Resulta que hace muchos años se vienen denunciando públicamente delitos relacionados con la pedofilia que el jefe del MAS habría cometido a lo largo de su vida, pero nunca fue investigado como correspondía.
Y ahora que la Fiscalía de Tarija había encarado una investigación en su contra, escandalosamente, tal actuado se habría paralizado por órdenes superiores. Entonces, saltó el recuerdo de los periodistas de que el actual fiscal general del Estado, Juan Lanchipa, fue director de la Dirección de Reivindicación Marítima (Diremar, 2011) durante la administración gubernamental de Evo Morales.
Urgen políticas públicas para encarar el problema de los depravados que afectan la salud física y mental de nuestros menores. Sobre todo, para preservar la seguridad de los niños y adolescentes del país.