Esta avenida nació hace años, no muchos, como parte del crecimiento de la ciudad de Sucre. Era muy linda y progresó rápidamente convirtiéndose en un lugar de paseo seguro. En ambos lados se abrieron restaurantes, comercios de diversos productos, farmacias, oficinas de bancos y otras. En las noches, era agradable visitar toda la zona, en automóvil o caminando.
Lamentablemente, las cosas fueron cambiando para mal hasta llegar a un extremo intolerable. El lugar se ha convertido en escenario de todo tipo de actividades, el tráfico se cierra con frecuencia y al atardecer toda la zona empieza a transformarse en un lugar peligroso. Alrededor de 40 licorerías y 12 discotecas funcionan sin control. En horas de la noche, los contenedores están saturados de basura, incluyendo desperdicios de carne que ocasionan concentración de perros callejeros. A pocos metros de la que se conoce como “plaza de las banderitas”, sobre la avenida Martín Cárdenas, está la venta de carbón en grandes camiones y el carril opuesto se utiliza también como parqueo de maquinaria pesada.
De nada han servido las reclamaciones de los vecinos que se sorprenden de que no haya reacción de las autoridades competentes y afirman que el grupo Delta (División Especial de Lucha Táctica) funcione solo en horario de trabajo y que la PAC (Policía de Acción Ciudadana), antes muy eficiente, no tenga ahora presencia. En síntesis, no hay control y las cosas han llegado a un extremo tal que en la última pelea, de las que hay muchas, ha habido un muerto. Eso pasa cuando no se toman acciones oportunas; así, las soluciones se vuelven mucho más difíciles.
Sucre necesita desesperadamente orden con soluciones que ni siquiera demandan dinero. El tráfico es un caos, en la Avenida de las Américas y en toda la ciudad, especialmente en las calles cercanas al barrio que se conoce como Petrolero por la cercanía a la antigua refinería de YPFB; no hay un solo letrero que las identifique. La avenida principal de la zona podría ser de ensueño. Hoy es un antro.
Por supuesto que hay disposiciones que hay que cumplir, pero se necesita que alguien las haga cumplir. No basta que los interesados en abrir locales con diferente motivo obtengan la inscripción o logren la autorización. Hay que efectuar control y dar seguridad. Sucre es una ciudad turística pero, por todo lo expuesto, la Avenida de las Américas no es un lugar recomendable para aconsejar a nadie, mucho menos a los visitantes a quienes se tendría que decir que en esa zona hay licencia para matar, sin exagerar.
Las soluciones no son fáciles cuando las cosas llegan a estos extremos, pero algo hay que hacer y aprender la lección de que es mejor prevenir que lamentar. Hoy es tarde para prevenir y también para lamentar, pero nunca es tarde para corregir los errores, para lo que ahora se necesita una acción conjunta entre vecinos y autoridades. No se pueden dejar las cosas como están. ¿Los vecinos tendrán que recurrir a medidas de fuerza, que parece que es el único idioma efectivo en nuestro país?