La democracia representativa boliviana

Miguel González Romero 11/12/2024
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¿En qué momento dejaste que otro decida por ti? ¿Buscaste un otro que te represente? ¿Este representante que, desde otro lugar (un centralismo), te diga cuáles son tus necesidades? ¿Algo así como que tu vecino te diga cuánto pan necesitan en tu casa?

Y no es poco lo que planteo. Llamamos democracia representativa a la creencia (ficción) de que pueda existir un hombre, tan solo uno entre nosotros, que tenga más capacidad que tú mismo, para decirte lo que tú necesitas. Un hombre al que se le atribuye mayor saber sobre las vidas ajenas.

El sostenimiento de un “Estado parasitario”, que te quita todo y no te aporta ni garantiza nada, es quien necesita de estos parásitos llamados “la clase política”.

Por otro lado, tenemos al “pueblo”: todos arrodillados, mirando al cielo, esperando la llegada de un salvador, “un caudillo” casi mesiánico que traerá consigo la receta de las soluciones bajo el brazo, mientras el pueblo se debate ansioso por mover su ficha en el tablero de juego.

La democracia: un juego con reglas amañadas, lleno de trampas y mentiras; el cultivo de puros antivalores. Y aun sabiendo eso, “el pueblo inocente” quiere frenéticamente lanzar los dados electorales e ir a votar. Quiere creer que así saldrá de esta situación en la que su propio egoísmo postmoderno del estar “in” o el estar “out” lo ha colocado. Insisten, casi como por un instinto de supervivencia, en sentirse parte de algo, ser “del partido” de la “Frater”, de la “Orden”, de la “región”, de la “religión” en función o en oposición.

Y se pregona: “es preciso un representante que nos una”, y en realidad no importa quién (todos iguales) en tanto cumpla con solo cinco letras: OBDCR.  ¿Cuál sería este hombre?  ¡¡Si TODOS son políticos, es decir corruptos!!!  Pero ahí están y se presentan varios a la contienda, y solo falta echar un vistazo a toda su prehistoria para saber con quién se juntan.

Tu responsabilidad para jugar en las “justas electorales” sería averiguar bien quién será el diputado de tu barrio, el senador de tu circunscripción. Si es el “pícaro exitoso” que hizo su palacio en dos días (y entonces habrá que procurar ser su cómplice); o si es el “vecino respetable y capaz” del cual no se sabe nada (y que de seguro no se presta para estos jueguitos).

Hasta hoy, se sigue votando por el que es de tu frater, con la ilusión de que “te ayudará” a ti o a tu hijo, con un cargo (corrupción); o porque es el menor de los males, algo así como: “roba, pero no tanto”. La democracia constituida en la dictadura de los iguales es solo esta tiranía de los cínicos, donde el que demuestra mayor “viveza criolla” bailará con todas impunemente, aunque sean menores de edad, y hará bailar a todos por cobro de favores.

¿En qué momento elegiste?

Como pueblo se pretende mandar a uno al frente, a un representante, para asistir a un nuevo fracaso del “Estado parasito”, el fracaso que representa todo el sistema democrático, el fracaso de todo un pueblo.

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