El aceite y los dólares

EDITORIAL Editorial Correo del Sur 17/12/2024
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Una de las razones por las que no se puede superar la crisis económica es la escasez de dólares. Al tratarse de una moneda extranjera, esta solo puede ingresar al país mediante transacciones válidas, en divisas, y estas se mueven, legalmente hablando, mediante compras y ventas; estas últimas, por su volumen, determinan las cantidades de exportaciones. Si una nación necesita más divisas, debe vender más al exterior, ya que los compradores pagan en dólares.

Pero en Bolivia, este razonamiento económico lógico tiene su contraparte en una medida técnicamente cuestionable: la suspensión de las exportaciones de aceite bajo el argumento de que así se bajarán los precios en el mercado interno.

La manera en que se han llegado a identificar las razones y el origen del alza en los precios de venta al detalle de un producto alimenticio de consumo masivo y cotidiano debiera servir de precedente para encarar fenómenos similares que afectan a la población en general, distorsionan la dinámica del mercado y amenazan con perjudicar a la economía nacional.

En efecto, como lo reportó la prensa nacional y lo constataron los consumidores en los mercados, el precio del litro del aceite comestible experimentó un alza en las últimas semanas. En La Paz, por ejemplo, su precio subió a 18 bolivianos, cuando no debería superar los 11 o 12, de acuerdo con el ministro de Desarrollo Productivo y Economía Plural, Néstor Huanca.

Esa situación motivó un encuentro entre autoridades del Gobierno y representantes de la Cámara Agropecuaria del Oriente (CAO) y la Cámara Nacional de Industrias Oleaginosas de Bolivia (Caniob) y, como resultado de esa reunión, el viceministro de Comercio y Logística Interna, Grover Lacoa, afirmó que los bolivianos consumen mucho menos aceite del que se produce en el país “y tenemos más de 37.000 toneladas disponibles en stocks. En esa lógica, se ha identificado que hay un fuerte componente especulativo atribuible, básicamente, al sector intermediario comercializador”.

Similar juicio manifestó el presidente de la Cámara Nacional de Industrias Oleaginosas de Bolivia (Caniob), Jorge Amantegui: “Hay intermediarios que están provocando un sobreprecio, que lo están ocultando porque con la escasez se produce el aumento del precio y también se comprobó que hay producto nuestro que se está yendo de contrabando, por ejemplo, a Perú, donde (se lo vende al) doble (del precio local)”. El empresario señaló también que su sector vende el precio del aceite comestible común a un precio regulado.

El ocultamiento de ese producto provoca una reducción artificial de la oferta en el mercado, mientras que el consumo se mantiene invariable, lo que conduce a una automática elevación de su precio al consumidor.

En 2010, uno de los factores de “incremento importante en la tasa de inflación” fue precisamente “la especulación y prácticas de agio y ocultamiento de productos alimenticios no perecederos como azúcar aceite arroz etcétera”, refiere la memoria publicada por Ministerio de Economía y Finanzas Públicas.

Con esos argumentos se ha suspendido temporalmente la exportación de aceite y esa medida ha sido rechazada por el Instituto Boliviano de Comercio Exterior (IBCE) en sentido de que, al hacerlo, se está privando del ingreso de divisas al país; es decir, de los dólares que son tan necesarios para superar la crisis en curso.  

Según el IBCE, en lugar de seguir aplicando medidas restrictivas e interviniendo en la gestión de negocios, el Gobierno debería liberar algunos sectores de la económica, particularmente el de los exportadores que es el que, finalmente, introduce la mayor cantidad de dólares al país.

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