Educación para todos, educación de calidad

EDITORIAL Editorial Correo del Sur 04/02/2025
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Ayer, al inaugurarse la gestión escolar 2025, el anuncio oficial de que las casi 16.100 unidades educativas del país estaban listas para recibir a los educandos chocó con la realidad del primer día. Está visto que, al menos por ahora, no todos los estudiantes tienen las condiciones adecuadas para recibir la educación que necesitan.

A esto se suma el hecho de que, debido a la nueva amenaza de los casos de covid-19, el retorno a clases estuvo marcado por la reaparición de las medidas de bioseguridad. 

El 24 de enero se recordó el ‘Día Internacional de la Educación’, una fecha proclamada por la Organización de las Naciones Unidas con el objetivo de concienciar a la población mundial acerca de la importancia de la educación en el desarrollo de la humanidad. Bolivia, que tiene muchos días dedicados a distintas celebraciones, no existe uno, como tal, para el Día de la Educación, aunque al 6 de Junio, Día del Maestro, se lo suele dedicar a estas reflexiones.

La educación es la base para una sociedad justa, igualitaria y autosuficiente. Aumenta la productividad de las personas y, como consecuencia, el potencial de crecimiento económico; sin embargo, se trata de uno de los grandes servicios públicos menos dotados económicamente a nivel mundial y, específicamente, en el ámbito nacional.

La educación, según múltiples estudios, ayuda a erradicar la pobreza y el hambre, contribuye a mejorar la salud, promueve la igualdad de género y reduce la desigualdad. En definitiva, permite formar generaciones, forjar mejores ciudadanos.

El Derecho a la Educación es un derecho humano, pero la atención a esta área, lamentablemente, suele ser mínima.

Al respecto, el Objetivo de Desarrollo Sostenible número 4 establece una Educación Inclusiva, Equitativa y de Calidad. Con ello se pretende garantizar que la población infantil tenga acceso a la educación primaria y secundaria gratuita para el año 2030. Asimismo, se incentiva la igualdad de acceso a la formación profesional, la eliminación de desigualdades de género y de riqueza, logrando el acceso universal a una educación superior de calidad.

En Bolivia se ha alcanzado el acceso universal y se ha bajado la tasa de abandono, aunque los datos del bono Juancito Pinto suelen ser engañosos al no cruzarse con el acceso del año siguiente. Pese a esto, la cuestión de la calidad sigue siendo uno de los grandes asuntos pendientes.

Es bueno prestar atención a estos datos: En el mundo existen aproximadamente 250 millones de niños y jóvenes sin escolarizar; 617 millones de niños y adolescentes no saben leer ni tienen conocimientos básicos de matemáticas, lo mínimo para defenderse en la vida cotidiana; 763 millones de adultos son analfabetos.

Por otro lado, en los países en desarrollo, el 91% de los niños se matriculan en la escuela; pero, de ellos, 57 millones de niños no asisten a la escuela. África Subsahariana tiene el récord a nivel mundial de niños sin escolarizar. Los conflictos armados y guerras impiden que los niños asistan al colegio. Los niños refugiados no tienen acceso al sistema educativo formal, alcanzando la cifra de 4 millones. En este escenario, hay que valorar lo avanzado y, al mismo tiempo, exigir no relajarse y buscar, con los recursos humanos y económicos necesarios, la indispensable calidad en la enseñanza. Por ahí va la exhortación que hizo el presidente Luis Arce, precisamente, ayer: los maestros no deben temer a la exigencia a los estudiantes, para que el día de mañana sean profesionales meritorios.

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