Aunque se afirma que estamos saliendo adelante y que se está dando cátedra del manejo de recursos públicos, pese al boicot de la oposición y de los enemigos del pueblo, y que la industrialización es el camino para el progreso, la realidad de las empresas bolivianas demuestra lo contrario.
BoA, por ejemplo, multiplica los problemas de sus pasajeros, que antes iban al aeropuerto rogando que sus vuelos no se cancelen; después, que salgan a horario, y ahora se contentan con llegar sanos a sus respectivos destinos. Para solucionar los problemas cambian al gerente, cuando la solución es muy fácil: hay que crearle competencia, para que desaparezca el monopolio que han logrado. Con la desaparición de Amaszonas, las variaciones de horario, demoras y cancelaciones se han vuelto rutinarias, y en las pantallas de aeropuertos internacionales, de los pocos lugares donde opera, ni siquiera actualizan la información sobre variaciones de horario de los vuelos. Por supuesto que la imagen del país se ve deteriorada.
No alcanzaría el espacio de esta columna para citar todos los ejemplos de empresas ineficientes establecidas por el Gobierno, como la fábrica de vidrios donde no tienen gas, u otras de cemento donde tampoco lo hay y que además crean competencia entre departamentos hermanos con consecuencias de todo tipo, o del ingenio azucarero donde no hay suficiente caña. En fin... ¿esa industrialización es el camino del progreso?
Y para el funcionamiento normal del sector productivo, no hay dólares que permitan el pedido oportuno de materias primas e insumos que no existen en el país.
En otro campo, como sube la inflación y hay que garantizar el consumo interno, se prohíbe la exportación de carne “momentáneamente”. ¿Tendrán idea de lo difícil que es entrar al mercado externo? ¿Sabrán que el incumplimiento de los contratos de exportación afecta gravemente la imagen del país y no solo de las empresas exportadoras? Por otra parte, no ingresan los dólares que el país necesita, aunque diga el señor Presidente que le preocupa que a los bolivianos nos preocupe la falta dólares. ¿Alguien entiende esas contradicciones?
El modelo económico hace crecer el Estado, lo que es paralelo al aumento de funcionarios públicos que tienen que ser necesariamente dóciles para ser manejados políticamente. No solamente hacen el trabajo para el que fueron contratados, sino que tienen que estar dispuestos a acatar órdenes políticas.
Al final, todo tiene que ver con los sistemas de gobierno y, para hacer fácil la elección, hay dos preguntas que podrían ayudar a encontrar la respuesta adecuada: ¿Hay alguien que se haya escapado de Estados Unidos y de otros países similares para irse a vivir a Cuba, Venezuela o Nicaragua? Y la segunda, para los que buscan trabajo: ¿Preferirían encontrarlo en el sector público o en el privado?
En el Socialismo del Siglo XXI, los gobiernos necesitan de la pobreza y de la ignorancia de los que los apoyan. En el sistema opuesto, todo está basado en la libertad.