La electricidad generada mediante energía nuclear es considerada limpia en términos de emisiones directas de gases de efecto invernadero, ya que no libera CO₂ durante la generación de electricidad. Esto la convierte en una opción atractiva para combatir el cambio climático al complementarse con fuentes renovables.
El presidente de Argentina, Milei, no solo es símbolo de la libertad contra el socialismo empobrecedor, sino que además de liberar la economía argentina y contagiar su modelo de prosperidad a Latinoamérica entiende que la energía es base de la economía.
Por ello ya se dieron primeros pasos en atraer inversiones en gas natural (Vaca Muerta), en reformar sus sistemas eléctricos y ahora en buscar alternativas para la energía nuclear.
Sobre la generación eléctrica nuclear, específicamente, un detalle: hay más de 430 reactores en operación en 33 países y que significa generación de más de 10,5% de la electricidad mundial (dato de Organismo Internacional de Energía Atómica OIEA, 2022). Hay más de 60 en construcción. Y pese a algunos reclamos de algunos fundamentalistas la energía nuclear es fuente esencial para el presente y futuro.
Además, en su taxonomía, a principios de 2022, la Unión Europea ha reconocido a la generación nuclear como energía limpia, en contra de gobiernos como España y Alemania.
Solo en Francia hay 56 reactores operativos (70% de su electricidad es de origen nuclear, con datos de Foro Nuclear), 55% de la electricidad de Ucrania es de fuente nuclear. De forma que en Unión Europea un tercio de la electricidad que consume tiene ese origen.
Aunque la energía nuclear tiene un impacto positivo en la reducción de emisiones, presenta desafíos importantes: la gestión de residuos radiactivos de larga duración, el alto costo de construcción y mantenimiento, y el riesgo de accidentes graves como los de Chernobyl o Fukushima.
Los fundamentalistas verdes odian a los fósiles, al gas natural y a la energía nuclear y abogan por una energía ultraverde. La transición energética, siempre lo dije, es posible pero gradualmente y respetando economías de países, utilizando al gas natural como puente, mejorando prácticas de exploración/explotación petrolera, reduciendo costes de tecnología en renovables y no perjudicando a economías de países.
Ahora toca a Argentina y su nueva realidad nuclear.
Javier Milei vino a revolucionar el concepto de gestión de gobierno y entiende claramente que la energía es base de la economía,
Y sencillamente va a apostar por generación eléctrica nuclear, además de fracking en gas y promocionar de forma alternativa a renovables. No se excluyen entre sí, como quieren hacernos notar los verdes fundamentalistas, la energía se debe lograr complementariamente de toda fuente.
Milei ya indicó que va a tener un plan energético nuclear específicamente, no excluyente, para proyectos en IA.
La IA necesita centros de datos. Y esas infraestructuras de almacenamiento de datos necesitan agua y e electricidad. La mejor forma es de proveer energía limpia y quizá la nuclear es una fuente ideal para los centros de datos de IA.
Google, Amazon, Meta y Microsoft tienen centros de datos alimentados en su mayoría con electricidad limpia, renovable.
Argentina tiene una industria nuclear consolidada y opera tres centrales: Atucha I, Atucha II y Embalse, que hoy generan, subutilizadas, 7% de la generación eléctrica nacional. Coincido con el exsecretario Emilio Apud, que sabiamente indica que adicionalmente se debe consumir el gas que tiene Argentina para la generación eléctrica, que es menos costoso, de momento, que la generación vía energía nuclear.
De todas formas el desafío está planeado. Milei va a revolucionar Argentina, su economía, su industria, su energía, su forma de pensar y va a ser una liberación para encarar los próximos 50 años.
Qué envidia –sana– da Argentina y su nueva ola de remodelación de sus políticas energéticas que atraerán inversión y principalmente la reposicionarán como un jugador estratégico a nivel regional y continental.
¡Felicidades, Argentina!