No hubiera querido escribir esta nota, pero la realidad me obliga a ello en vista de que las autoridades municipales y de la empresa de aseo urbano parecen haberse acostumbrado a que la ciudad, incluido el centro histórico, por supuesto, esté cada día más sucia.
Lo que se menciona en esta nota no debería considerarse simplemente como una crítica a la falta de eficiencia municipal, aunque ciertamente lo es, pero el verdadero objetivo es llamar a la reflexión. ¿Se pueden programar actividades en una fecha tan importante como la del Bicentenario de la Fundación de la República en una ciudad saturada de basura que no se recoge hasta pasado el mediodía? ¿Se habrán dado cuenta de que el sacrificado trabajo del personal de carros basureros no tiene los implementos necesarios para cumplir tan difícil misión? Por supuesto que sería mucho pedir que se estudie la forma y el financiamiento de adquirir lo que en otras ciudades bolivianas es común desde hace varios años: carros basureros dotados de última tecnología.
Los contenedores, que desesperadamente necesitan agua y jabón, ubicados en varios lugares de la ciudad, están mugrientos, así como el área que los rodea. No es extraño ver a personas indigentes que buscan en el contenido algo con qué alimentarse. Hay pobreza que amarga a quienes observan este panorama con vista crítica, pero también solidaria con el dolor ajeno.
¿Y las avenidas de entrada a la ciudad, la Marcelo Quiroga Santa Cruz y la que lleva al aeropuerto de Alcantarí, que pronto inaugurará la doble vía? No es solamente el aspecto de las edificaciones inconclusas que afectan lo que debería ser algo tan elemental como la higiene y el orden, bases indispensables de una ciudad y con mayor razón si se trata de una ciudad patrimonial y más aún si además es la capital constitucional del país.
Esos temas deberían ser prioritarios para los concejales, alcalde y funcionarios jerárquicos, como el director de Patrimonio y, en forma especial, para los que pretenden ser reelegidos y se animan a hacer campañas prematuras con pésimos antecedentes y una pobre tarjeta de presentación. La primera tarea debería ser lograr que la ciudad esté limpia al amanecer.
