Cuestiones del corazón

EDITORIAL Editorial Correo del Sur 25/02/2025
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Bolivia no tiene políticas de prevención en cardiología, una especialidad médica que merece atención especial en varios países del mundo.

Las cardiopatías congénitas son, esencialmente, un trastorno en el que el corazón sufre un desarrollo anormal. Normalmente esto se desarrolla durante la formación del feto y por eso es vital una detección a tiempo. Por cardiopatía congénita se entiende desde arritmias o soplos de diferentes tamaños que requieren observación o intervención, aunque sea mínima, hasta grandes malformaciones en ventrículos, aurículas o arcos aórticos.

Siendo una de las principales causas de la mortalidad infantil, se estima una incidencia mundial de hasta nueve casos por cada 1.000 nacidos vivos. En países más desarrollados, donde se hacen suficientes diagnósticos previos, la incidencia es menor entre los nacidos por aquello de las leyes de plazos para la interrupción voluntaria del embarazo; aun así, sigue teniendo mucha incidencia pues, en la mayoría de las ocasiones, la dolencia es compatible con la vida y los sistemas de salud apuestan con todo por protegerla.

En países menos desarrollados, como Bolivia, donde los diagnósticos en útero resultan costosos o directamente inexistentes, la mayoría de las veces se detecta después del nacimiento, incluso cuando es demasiado tarde. De ahí que sea una de las causas, dentro de la mortalidad infantil, camufladas bajo eufemismos como “muerte súbita”.

No existe una causa determinada que explique la aparición de cardiopatías congénitas en los embriones más allá del factor hereditario, donde procede, y asuntos relacionados con el uso de tóxicos; infecciones contraídas durante el parto y algunos estudios que señalan a la diabetes. En cualquier caso, a diferencia de otras enfermedades comunes en siglos pasados, es una patología al alza en todos los países del mundo, por lo que se viene vinculando precisamente a un estilo de vida demandado por la globalización, cruzado por el estrés y desbordado por la ansiedad.

En todos los procesos, independientemente del desenlace, la detección precoz es la única posibilidad para que tanto las familias como los equipos médicos estén preparados para lo que se viene, un proceso que en ocasiones muy difícil.

No todos los países incluyen en sus servicios públicos ecografías morfológicas, o no en todas se incluye la ecocardiografía fetal, clave en este aspecto. Argentina fue pionera en este sentido, promoviendo la detección precoz y acompañando posteriormente a las familias en su toma de decisiones; aunque el programa no atraviesa su mejor momento.

En Bolivia, las enfermedades y sus peculiaridades siguen siendo un asunto de segundo orden. Hace años se prometió un megaproyecto en forma de Instituto Cardiovascular en el departamento de Tarija que quedó en nada, pero bien se podrían concentrar los esfuerzos en completar una unidad de referencia pediátrica nacional.

Al otro lado de las motivaciones comerciales, el 14 de febrero es también el Día Mundial de las Cardiopatías Congénitas, una de las afecciones más comunes del corazón y a la vez una de las más diversas. Esa jornada tiene por objetivo crear conciencia y movilizar recursos para garantizar la detección temprana, que es sin duda la mejor herramienta para tratar de dar la mejor calidad de vida a los niños que nacen con ella.

Un buen motivo para volver a repasar las prioridades, encontrar ventanas de oportunidad y dar pasos determinantes hacia el freno de esta enfermedad tan lacerante para millones de familias en todo el mundo.

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