En agosto de 1975, se celebró el Sesquicentenario de la fundación de Bolivia. Ciento cincuenta años de vida independiente fueron recordados con profundo sentimiento cívico. La Honorable Alcaldía Municipal estaba a cargo del coronel Salvador Sánchez Vargas que, oportunamente, creó un ambiente de civismo general.
Campañas de concientización fueron organizadas en diferentes medios. Se persuadió a los ciudadanos para participar creando un ambiente adecuado para recibir a los visitantes, a los propietarios de casas particulares para que arreglen las fachadas y aceras. La ciudad se vistió de blanco, los balcones se llenaron de flores, se iluminaron varios edificios y monumentos. Lo más importante fue que se creó una conciencia cívica de lo que significaba la fecha: ciento cincuenta años de vida independiente y soberana de un país que lleva el nombre de Bolívar. Llegaron varios jefes de Estado, además de otras altas autoridades. Se habilitaron muchas casas particulares como hospedaje y los visitantes pudieron apreciar la calidad de los anfitriones que en diferentes reuniones convinieron detalles sobre la organización de la gran fiesta que se avecinaba. En esa época, Sucre no contaba con la excelente hotelería actual, fruto de la iniciativa privada, pero la organización y el desarrollo de todas las actividades fue el resultado de un esfuerzo compartido entre instituciones públicas y la sociedad civil. Como en todo, el trabajo de equipo bien organizado fue el camino del éxito.
Actos protocolares, cívicos y culturales llenaron el programa que terminó con una cena en nuestro Palacio de Gobierno, hoy Gobernación. Los medios de entonces se encargaron de difundir las noticias entre las que se destacó el regalo del presidente de Venezuela, Carlos Andrés Pérez, que financió el costo del actual Mercado Central.
Paralelamente, en el Parque Bolívar, se organizó una verbena en la que los visitantes pudieron compartir con el pueblo que, masivamente, se dio cita en nuestro principal pulmón citadino.
Se acerca el Bicentenario de la Fundación de la República. Todavía hay tiempo de imitar el ejemplo que Sucre dio hace cincuenta años. Se puede liderar una campaña para mejorar el aspecto de la ciudad, empezando por la limpieza, el mantenimiento y pintado de fachadas, arreglo de aceras y decorado de balcones.
Se necesita un líder que convoque, que distribuya el trabajo, que inicie las campañas, que recurra a instituciones y a la sociedad civil para no permitir que el singular acontecimiento pase sin pena ni gloria, como en mayo de 2009, al recordar el Bicentenario del Primer Grito de Libertad, del que no queda nada. Ojalá que la autoridad municipal se dé cuenta de la responsabilidad que le corresponde.