Desfiles sin esperanza

EDITORIAL Sucre/CORREO DEL SUR 23/03/2025
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En el año del bicentenario, el Día del Mar debería ser diferente, pero, como hemos visto, se limitó a desfiles sin mucho sentido, tomando en cuenta que, durante el gobierno de Evo Morales, Bolivia perdió su más importante batalla diplomática en su más que centenaria demanda de reivindicación de su cualidad marítima.

Bolivia conmemora el Día del Mar sin una política exterior clara respecto a Chile. Este 23 de marzo encuentra al país tan lejano como siempre de los puertos del Pacífico. Mientras el lado boliviano muestra un perfil incierto tras el fallo de la Corte Internacional de Justicia (CIJ), con sede en La Haya, Chile se regodea porque, desde entonces, considera que tiene la razón en el diferente marítimo con nuestro país.

Bolivia demandó a Chile ante la CIJ en 2013 para que el tribunal obligue al país vecino a negociar la restitución del acceso soberano al Océano Pacífico perdido en la guerra que comenzó en 1879. Pero, como se recordará, el tribunal estableció que Chile no tiene la obligación de negociar.

Los analistas advierten que Bolivia está tan lejos del mar como siempre. Continúa con una frustración por no alcanzar un objetivo que incluso es constitucional. Es el mismo que tiene desde la pérdida de su cualidad marítima.

Duro como siempre, el periodista Humberto Vacaflor escribió que “el error consistió en proponerse que el tribunal más alto del mundo apoye la tesis de Bolivia y de esa manera deje abierta la ventana para que todos los tratados bilaterales del mundo, que son miles, sean revisados. Es decir, el caos. Proponer el caos podrá ser útil en Bolivia, como se demuestra ahora, pero proponerlo para todo el mundo es inviable”.

Agrega que el segundo error fue haber creído que ese tribunal iba a dar la razón a Bolivia porque tiene “el primer presidente indígena de su historia”, lo que tampoco es cierto. Se había convertido en un asunto electoral. Y, eso, los jueces de La Haya, aunque parezcan muy ajenos a lo que pasa en el planeta, lo pudieron percibir.

Desde octubre de 2018, cuando se dio el resultado en La Haya, no se conoce una posición oficial respecto a Chile. "Bolivia nunca va a renunciar a su enclaustramiento. El pueblo boliviano y el mundo saben que mediante una invasión hemos sido arrebatados del acceso soberano al Pacífico", dijo Morales luego de conocer el fallo, en las escalinatas mismas de la sede de la CIJ. Flanqueado por los expresidentes Carlos Mesa y Eduardo Rodríguez, lucía derrotado y quizás por eso es que nadie advirtió su lapsus. 

Según el veredicto de La Haya, Chile no tiene la obligación jurídica de negociar con Bolivia una salida soberana hacia el océano Pacífico. Sin entrar en otras consideraciones, simplemente esa parte del fallo refleja que la sentencia es desfavorable para Bolivia. 

Allí, en las escalinatas, Morales agregó que, si bien no hay una obligación para negociar con Chile, hay una invocación para seguir con el diálogo. Como todos sabemos, el diálogo no se reinstauró hasta ahora porque, como siempre, los políticos bolivianos tenían mejores cosas de qué ocuparse.

Cayó Morales, subió Añez y luego Arce ganó las elecciones. El diálogo no se reinstauró y en este fin de semana tuvimos desfiles sin sentido que, por sí solos, no ayudarán a que recuperemos nuestra cualidad marítima.

No importa quién esté a cargo del mando del estado, desde el fracaso en La haya, Bolivia no tiene una política exterior definida para el asunto marítimo. El fallo de la CIJ fue un golpe tan fuerte que no termina de recuperarse.

Por ello, podemos pasar días desfilando, pero, mientras no existe un gobierno que reencamine este tema, todo será en vano.

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