El programa de LIBRE: más estatismo

Gonzalo Flores 07/04/2025
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He intentado obtener la propuesta programática del señor Jorge Quiroga, que ha anunciado su candidatura a la Presidencia de la República. No la he encontrado en internet. El sitio web www.tutoquiroga.com está completamente vacío. La única versión escrita que he conseguido es una presentación de PowerPoint.

 

La presentación empieza con un resumen de las condiciones de la economía tal como la recibió el MAS y otro resumen, del increíble despilfarro que hizo el MAS de los ingresos recibidos como resultado del alza de precios internacionales y el ajuste a los impuestos por hidrocarburos.

 

La propuesta de LIBRE tiene algunos aspectos positivos:

 

Dice que atraerá inversiones. Propone eliminar el doble impuesto a la inversión extranjera, tener un sistema impositivo claro, crear un ambiente favorable para la inversión, una actitud gubernamental pro-empresa privada, seguridad jurídica, convenios de protección y arbitraje.

 

Propone entregar acciones de las empresas estatales a todos los bolivianos mayores de 18 años, lo que les permitiría usarlos como garantía para obtener créditos y recibir dividendos. Propone también la titulación individual de las tierras agrícolas, los puestos del mercado y las viviendas.

 

Propone una reforma tributaria. El IVA, el impuesto las utilidades y el impuesto a la renta de las personas serán uniformes: 10%.

 

Y ahí terminan los aspectos positivos de la propuesta de LIBRE. Los aspectos débiles, cuestionables u oscuros son más numerosos y más grandes.  El más visible es su tendencia al estatismo e intervencionismo. LIBRE quiere convencernos de que los problemas económicos se resolverán asegurando que el Estado intervenga e interfiera con la economía.

 

Empieza anunciando que repondrá la presencia de los dólares en la economía, pero sólo da una pista: negociar con el FMI. Esto equivale a ampliar nuestra deuda externa. Insinúa que se volverá al Bolsín para que el país tenga un tipo de cambio flexible y “nos dé certidumbre”. La propuesta estima algunos montos que podría obtener de organismos internacionales: hasta 3600 millones de dólares del FMI y 8000 del BID, BM, FLAP y otros. Pero seamos claros: Bolivia no está en condiciones de contraer esa deuda.

 

La propuesta olvida que los dólares sólo se pueden comprar con Bolivianos, que el gobierno ha gastado las reservas internacionales en tan gran medida que ya no hay dólares disponibles, y que el Banco Central ha introducido tantos Bolivianos a la economía que no sólo ha reducido el poder de compra del Boliviano, sino que también ha facilitado el alza del dólar. Un tipo de cambio flexible, como propone LIBRE, aseguraría que cada día los precios se ajusten a la nueva cotización del dólar, y de ese modo estaríamos alimentando continuamente un proceso inflacionario. El camino tiene que ser diferente: hay que bajar el tipo de cambio real hasta que se acerque o coincida con 6,96. Para ello, las medidas inevitables son: reducir la cantidad de Bolivianos en la economía, bajar abruptamente el déficit fiscal (para evitar que el gobierno gaste los pocos dólares que restan) y aumentar decididamente las exportaciones.  

 

LIBRE propone reorganizar empresas esenciales del gobierno: YPFB, YLB, ENDE, ENTEL, COMIBOL y ENAF. Algunas de estas empresas ya han pasado el medio siglo y no han dejado de requerir apoyo financiero, ni han dejado de ser fuente de enormes conflictos sociales. Todas han protagonizado escándalos de corrupción monumentales. La propuesta anuncia también que salvará a otras empresas mediante un hospital de empresas. Eso equivale a mantener vivas a algunas de las causas principales del déficit fiscal; son empresas que necesitaron del subsidio o crédito estatal para iniciar sus operaciones y que hasta ahora no son rentables. No hay que salvar empresas; el gobierno no debe tener ninguna; lo único a decidir es el orden y el método para eliminarlas.

 

Propone reducir el déficit fiscal del 10% al 3%. Podemos estar de acuerdo en la meta, pero los medios no son claros. Nos habla de reducir instituciones, burocracia, empresas deficitarias, pero no habla claramente de la necesidad de reducir el tamaño del Estado en su conjunto, de reducir la enorme carga fiscal que son los empleados públicos; no dice que eliminará el subsidio a los carburantes, sino que los focalizará (una estrategia que otros países han ensayado con múltiples resultados indeseados y que es extremadamente difícil de implementar). Con LIBRE seguiríamos teniendo empresas estatales, nidos de corrupción, burocracia en exceso y subsidio a los carburantes.

 

Afirma que creará una superintendencia de compras. Eso equivale a crear un órgano central que examine todas las compras del gobierno, como si no existieran las normas para las adquisiciones estatales y una Contraloría para auditarlas.

 

Propone crear un programa de empleo similar al PLANE y al PIE, que el gobierno apoye las empresas cubriendo un porcentaje de los salarios y “proteja” a los que no encuentran empleo. Este remedio puede ser peor que la enfermedad. En este momento el problema principal no es el desempleo abierto. El problema principal es la existencia de un enorme número de trabajadores informales que no pueden desarrollar sus negocios por las trabas y controles que les impone el gobierno. Lo que se necesita es que el gobierno deje de obstaculizar el desarrollo de las empresas de todo tamaño, no que cree empleo para todo aquel que quiera conseguirlo ni que pague una parte de su salario.

 

Afirma que “resucitará el gas”, lo que incluirá la revisión de contratos, la “logística de importación de combustibles” (¡!), un “precio justo” a los productores de petróleo en Bolivia y hacer que las reservas no explotadas sean rentables. Estas buenas intenciones casi no tienen asidero. Es altamente probable que ya se haya extraído la mayor parte del gas natural existente en el país; los “precios justos” no existen y la única manera de que las reservas puedan ser explotadas de manera rentable es que los precios internacionales permitan cubrir todos los costos, o que se tenga tecnologías tan eficientes que aún con precios algo menores los ingresos excedan a los costos.

 

Plantea modificar la ley de hidrocarburos, eliminando la idea de los costos recuperables, introduciendo impuestos sencillos y competitivos en función de los precios internacionales y otras medidas menores. Omite lo esencial: la Constitución obliga a que el Estado sea el actor principal en la cadena de hidrocarburos (y otras). Mientras se mantenga esa irracionalidad normativa no habrá inversiones externas significativas.

 

Habla, cómo no, del litio. Quiere atraer empresas internacionales que usen tecnologías de última generación, exportar litio con valor agregado y baterías. Omite decir que el desarrollo del litio no será posible mientras el gobierno tenga que ser parte mayoritaria del negocio por mandato de la Constitución, y mientras haya normas que abren paso a las demandas desmedidas de universidades, gobernaciones, municipios y comunidades rurales. No comprende que la producción de baterías requiere de insumos especiales, que deben ser producidos por cadenas específicas, que no existen en Bolivia. Bolivia avanzaría más si licita o subasta el acceso al litio por un largo período y simplemente cobra a las empresas un impuesto por el valor que agreguen. Esa vía evitaría la necesidad de una entidad y una ley especiales para el litio y aseguraría ingresos por la vía de impuestos.

 

Propone “potenciar” la producción de soya, hortalizas, frutas, ganado y árboles. No dice cómo, excepto vagamente, que creará un ambiente favorable a la inversión privada y habrá una nueva normativa. Omite el asunto esencial: los propietarios de la tierra deben tener derechos plenos de propiedad, es decir, que deben poder tenerla, disfrutarla y enajenarla cuando les parezca. Mientras no haya derechos plenos de propiedad el sector agropecuario estará condenado al subdesarrollo. Omite también decir que el caprichoso requisito de una “función económico-social” crea una enorme inseguridad sobre todas las propiedades agropecuarias, especialmente las medianas y grandes. Basta con que un grupo de personas cargadas con una dosis suficiente de apetito por lo ajeno decidan denunciar al dueño de una propiedad por no cumplir la “función económico-social” para que éste empiece a perderla.

 

Para mejorar la minería propone reformar el código minero, pero no dice en qué sentido. Añade que quiere otorgar seguridad jurídica. Deja sin decir lo esencial: que hay que reponer y profundizar los derechos de propiedad en la minería. El derecho minero debe ser perfectamente transable y absoluto. El dueño de un derecho minero debe tener seguridad de que nadie le quitará sus inversiones ni le obligará a abandonar sus parajes, y que podrá alquilar, hipotecar, transferir o vender sus derechos, y debe estar seguro de que las fuerzas del orden expulsarán a los invasores y avasalladores.

 

LIBRE insiste en convertir a Bolivia en un “hub” internacional de gasoductos, líneas eléctricas, fibras ópticas, carreteras, puertos y ferrocarriles y estima que así generará 750.000 empleos en cinco años (¡!). Olvida mencionar que Argentina y Brasil han encontrado enormes reservorios de gas, que la gran carretera transoceánica ya está en construcción y que no incluye el paso por Bolivia, cuya inestabilidad social amenazaría el tránsito internacional de la carga y los pasajeros y por consiguiente la rentabilidad del transporte.

 

LIBRE no sopesa adecuadamente el impacto de la grotesca Constitución vigente y de la enorme cantidad de leyes y otras normas escritas con espíritu autoritario, colectivista y estatista, ni la deformación de la institucionalidad democrática, casi diseñada especialmente para asegurar las victorias electorales del MAS. Afirma que asegurará la independencia del ministerio público y de la justicia. Sin embargo, no da ninguna pista de cómo piensa hacerlo, y lo peor, no menciona qué hará para eliminar la arbitraria e irracional “justicia indígena y comunitaria”.

 

Cualquier lector podría notar que la propuesta no contiene ni una sola palabra sobre el problema de las jubilaciones, la urgentísima reforma educativa, el costoso servicio público de salud y la destrucción de nuestros bosques y su biodiversidad por la deforestación y los incendios.

 

En fin, una presentación de Power Point es sólo eso. Quizá LIBRE tiene un documento de programas propiamente dicho. Habría que verlo.

 

* El autor pertenece a la plataforma Una nueva Oportunidad, que fomenta el debate plural pero no comparte necesariamente sus puntos de vista.

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