Dentro de algunos de los 256 procesos penales que iniciaron en su contra, lo siguen notificando, ¡Pese a que murió hace tres años! Sí, nos referimos a Marco Antonio Aramayo, que se atrevió a denunciar ante el expresidente Morales el desfalco que se estaba produciendo en el Fondioc a vista y paciencia y con el patrocinio de la ex ministra Nemesia Achacollo y la participación activa y “militante” del entonces “indígena” (hoy senador del MAS y cooperativista minero, debidamente ataviado a todos los efectos) Hilarión Mamani y Juanita Ancieta, “esclarecida” dirigente de las “Bartolinas”, entre otros representantes de lo que los masistas llaman “reserva moral de la humanidad”.
Hay que recordarlo hasta el cansancio: Marco Antonio, de los pocos masistas honestos, advirtió las anomalías y decidió denunciarlas ante el entonces “jefazo” (hoy “profugazo”) porque seguramente creía que el proceso de cambio era tal y que Bolivia estaba viviendo realmente una revolución democrática y cultural.
¡Cuán equivocado estaba! Un abogado del expresidente le dijo que, al hacer la denuncia, cometió el craso error de mirar a los ojos a Morales y el mandamás de entonces ordenó iniciarle procesos por aquí y por allá, para enseñarle a “ser leal” con las “maravillas” que hacía el MAS, amén de haberlo calificado de “doblemente delincuente” Todos los procesos abiertos en su contra fueron por el mismo supuesto delito.
Fue llevado “de Herodes a Pilatos” infinidad de veces, enmanillado y en posiciones absolutamente incómodas; fue maltratado de palabra y obra; le quisieron sonsacar dinero en muchas ocasiones. Fue obligado a desnudarse delante de policías. Abogados de los ministerios de Gobierno y ¿Justicia? le propusieron varias veces declararse culpable y obtener así su libertad. Un informe del ITEI (publicado muy tarde, pero publicado al fin) da cuenta de las torturas comprobadas a las que fue sometido.
En ningún momento se le cruzó por la cabeza aceptar la propuesta de los tinterillos (¿de qué otra manera pueden ser calificados esos sujetos inescrupulosos y faltos de autoestima y valores) enviados por sus jefes a convencerle de que se humille para que el ex se sienta realizado pisoteando los derechos de una persona más. Confiaba en que saldría libre porque no había cometido ningún delito; al contrario, había denunciado a l@s verdader@s malandrines.
No lo pudo lograr, el Jueves Santo de 2022 fue internado en el Hospital de Clínicas en grave estado de salud. Agonizó durante toda la Semana Santa de ese año y, dos días después del domingo de Pascua, partió al encuentro del Señor. Durante su agonía se vio la solidaridad de la periodista Nancy Vacaflor, del periodista y abogado Andrés Gómez Vela y de los miembros de la plataforma “Una Nueva Oportunidad” Guillermo Mariaca y Gonzalo Flores, de la diputada Milena Reque y otras personas más que, de una u otra manera, poniendo todo lo que estaba a su alcance, extremaron medidas para evitar el fallecimiento de Marco Antonio, que estuvo todo el tiempo acompañado de su esposa Moraima y de su hijo Marco Caetano, que hasta hoy siguen esperando justicia. Palabras de reconocimiento también para su abogado Héctor Castellón que hizo, y sigue haciendo, cuanto puede en el tema.
En medio de este recuerdo, no se puede entender que haya “administradores de ¿Justicia?” que no sepan que Marco Antonio Aramayo murió el 19 de abril de 2022 y sigan ordenando se le notifique con actuados de los múltiples procesos que se iniciaron en su contra. Es de no creer, pero la realidad, terca como es, muestra que eso es lo que está ocurriendo. Estamos en manos de jueces no solo corruptos e ignorantes en las materias de su (in)competencia (habrá que aclarar en este punto que hay excepciones) sino de sujetos que ni siquiera leen las noticias y no saben quiénes son las personas a las que están juzgando y si siguen vivas o no.
Todo encaja, en este cuadro de Ripley, con el inventado golpe de estado de junio de 2024 (que no fue tal, ni fallido, ni mal ejecutado, sino que simplemente no existió, porque fue un berrinche del amigo íntimo del presidente Arce, que se sintió traicionado cuando dispuso su relevo) y la afiebrada y delirante denuncia de un documental (¿producido por el sujeto que renunció a la Dirección de Comunicación del ministerio de Gobierno hace unos días, tal vez convencido de que dejaba una obra maestra?) en el que se divulga una lista de supuestos miembros que iban a conformar el gabinete del alzado en armas. Una lista que incluye a prestigiosos analistas contrarios al gobierno, dirigentes sindicales igualmente contrarios al gobierno, un abogado defensor de los derechos humanos y un precandidato al que el MAS quiere hacer crecer. Uno de los supuestos ministros pidiendo nacionalizar todo y otro convencido de que hay que privatizarlo todo. Es decir, un gabinete parecido a un ch’ajchu potosino, la comida en la que hay de todo un poco, aunque, desde luego, no es ni por asomo ninguna porquería como el documental de marras.
Murió hace tres años y lo siguen notificando, para mofa de todos quienes sabemos del asunto y estamos convencidos que la injusticia campea en Bolivia, pese a las últimas elecciones judiciales, causando daño, zozobra y dolor a millones de personas que tienen que acudir a tribunales.
Marco Antonio estará riendo desde el más allá por tanto disparate y tanta barbaridad del masismo.
Siempre lo recordaremos por su ejemplo y entereza. Siga gozando de la presencia de Dios, Marco Antonio, que aquí seguiremos sus pasos, haciendo cuanto se pueda por construir un nuevo mundo, una nueva sociedad y una verdadera justicia.