Los restos de Jorge Mario Bergoglio están, desde ayer, en la basílica de Santa María la Mayor, en Roma. Este solo hecho ya marcó una diferencia respecto a sus antecesores puesto que, hasta este año, los papas de la Iglesia católica eran enterrados en la basílica de San Pedro, en Ciudad del Vaticano.
El cambio de lugar de entierro obligará a introducir un desvío en los recorridos turísticos que tenían al Vaticano como su epicentro, aunque Santa María la Mayor no está muy lejos de San Pedro: apenas a 3 kilómetros de distancia.
Aunque el cambio parece formal, tiene un profundo significado pues refleja, después de su muerte, el estilo de vida que practicó Francisco. Se supo que en vida renunció al sueldo que le correspondía a su alto cargo y que se limitó a utilizar lo necesario para su subsistencia. Más allá de todo lo que puedan decir sus detractores, desde la elección de su nombre religioso, optó por los más pobres y la pobreza.
Su condición de personaje mundial determina que, de manera espontánea, se inventen mentiras sobre la dignidad del Papa, que es una de las más importantes del mundo e incluso tiene rango de jefe de Estado, y, a fuerza de repetirse, muchas acaban siendo creídas. Tan solo en un caso, Bolivia Verifica identificó hasta 12 desinformaciones que circulaban —y todavía circulan— en las redes sociales.
“En la mayoría de los casos se especuló y mintió sobre su estado de salud e incluso sobre su muerte, pero otros temas como las libertades sexuales y el aborto también estuvieron en la agenda de los desinformantes. De igual manera recurrieron a falsedades sobre un supuesto encuentro entre Francisco y sacerdotes satánicos y se dijo que el sumo pontífice había decido una reinterpretación de la Biblia”, dice ese reporte de la verificadora de cuyo nadie que se precie de serio podría dudar.
Otro hecho que tuvo notoriedad pública es el de una activista de los derechos de la mujer que grabó un video señalando que la muerte del Papa no significaba nada porque “no hizo nada” en vida y “no cambió nada” en la Iglesia católica. Cuando se analiza el alcance de la obra de Bergoglio, se puede afirmar que ese tipo de apreciaciones son inexactas y otras, mentiras, porque Francisco efectivamente cambió muchas cosas, varias de las cuales fueron mencionadas en este mismo espacio al día siguiente de su muerte.
El paso de Francisco por el Vaticano fue tan fuerte y efectista que cierta corriente conservadora llegó a plantear que se anule parte de la obra del pontífice fallecido. El caso del cardenal Gherard Ludwig Müller, quien llegó a llamarlo “hereje” y dijo que sería conveniente para la Iglesia católica que se eliminen algunos de sus cambios, especialmente los referidos a las libertades sexuales.
Importante indicativo de que Bergoglio removió los cimientos no solo de la Iglesia romana, sino de la cristiana en general. Su dimensión comenzará a crecer exponencialmente a partir de su partida porque, como ya advirtieron algunos arzobispos, todavía no se está entendiendo su aporte en su real magnitud.