1 de Mayo: Una conmemoración agridulce

EDITORIAL Editorial Correo del Sur 30/04/2025
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Los asalariados del país se aprestan a conmemorar el Día Internacional del Trabajo en medio de un panorama complejo. A esta altura de los acontecimientos, ya nadie niega la crisis y el incremento salarial acordado entre el Gobierno y la Central Obrera Boliviana (COB) trajo más preocupación que alivio.

Para los economistas, el incremento es excesivo. Desde ayer que se viene haciendo notar que se trata del más alto de los últimos ocho años y que su efecto será dañino puesto que los precios de productos y servicios podrían continuar subiendo. De ser así, la inflación se sentiría directamente en los bolsillos del ciudadano de a pie. Una vez más, porque esto, en realidad, viene ocurriendo desde hace meses.

Con ese y otros argumentos, los empresarios privados y otros sectores económicos han rechazado el incremento. En el otro lado de la vereda, los trabajadores consideran que el alza salarial de 5% al haber básico y de 10% al mínimo nacional resulta poco frente al aumento del costo de vida debido, entre otros factores, a la escasez de dólares.

No han faltado quienes calificaron la decisión adoptada el lunes como política, tomando en cuenta de que estamos en un año electoral.

Entretanto, el Gobierno, aunque con declaraciones no del todo contundentes, este martes se ha mostrado abierto a la posibilidad de modificar dichos porcentajes.

Es bueno recordar que este momento crítico para la economía nacional se incubó cuando el gobierno de Evo Morales comenzó a dilapidar los recursos de la venta del gas y los minerales, lo cual terminó afectando el poder adquisitivo de los salarios.

A 16 años de haberse promulgado la Constitución Política del Estado (CPE), en la que se introdujo el concepto de “vivir bien”, el balance es desalentador. Basta con preguntarle a cualquier persona en la calle para constatar el paulatino deterioro del nivel de vida de los bolivianos.

El vivir bien es uno de los valores, principios y fines del Estado Plurinacional de Bolivia y, por tanto, es objetivo a alcanzar, una meta o una aspiración; pero, para que no se quede en eso, la CPE le ha trazado un camino en el que aparecen otros valores como, por ejemplo, la unidad, la igualdad, la inclusión, la dignidad, la libertad, la solidaridad, la reciprocidad y el respeto.

Al final, algunas de las siguientes características de ese vivir bien, como inclusión, dignidad, libertad, solidaridad, reciprocidad, respeto, complementariedad, armonía, transparencia, equilibrio, igualdad de oportunidades, equidad social y de género en la participación, bienestar común, responsabilidad, justicia social, distribución y redistribución de los productos y bienes sociales, quedan en simples enunciados cuando se constata que se ha polarizado (todavía más) el país.

Para alcanzar el “vivir bien”, un trabajo no puede ser simplemente la compensación por un esfuerzo físico o mental, sino una condición en la que se sepa que la remuneración será justa y que la tranquilidad familiar no dependerá de los vaivenes de la política o de la economía.

De principio, la medida del incremento salarial afectará a una porción limitada de la población, aquella que tiene un trabajo formal. En rigor, no alcanzará a 5,8 millones de personas, es decir, a la Población Económicamente Activa (PEA) que forma parte de la informalidad.

La estabilidad laboral, ese concepto que alude a un trabajo seguro, fijo y permanente, está hoy, más que nunca en los últimos tiempos, en riesgo.

Mientras la mayoría de los trabajadores sean informales y crezcan las filas de los desempleados, no habrá muchas razones para festejar el Día Internacional del Trabajo.

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