Las dinámicas actuales de convivencia y seguridad muestran escenarios complejos. La criminalidad y la violencia se configuran de forma cambiante y en el marco de un entramado social globalizado y virtualizado. Estas condiciones ponen de presente nuevas realidades y desafíos a los cuerpos de seguridad del Estado, a los que se les exigen respuestas efectivas, creativas y preventivas. De allí que el rol de la Policía adquiera un carácter fundamental en los procesos de reconstrucción de la legitimidad del Estado y el aseguramiento de los derechos humanos de la ciudadanía.
Asumir efectivamente las exigencias de la ciudadanía en términos de convivencia y seguridad requiere de un cuerpo de policía efectivo y legítimo. Para ello se debe contar con profesionales altamente capacitados y especializados en servicio de policía, que tengan altos estándares éticos y de autonomía moral. De este modo, se requieren profesionales con conocimiento especializado y competencias específicas para atender los diferentes casos de policía y que, al mismo tiempo, tengan la autonomía para tomar decisiones acertadas bajo altos grados de presión, respetando las leyes y protegiendo siempre la dignidad humana.
la formación policial debe ser considerada como un proceso amplio, de modo que además de las aulas de clase, también guarda estrecha relación con los perfiles de ingreso, el aprendizaje y la práctica a lo largo de la carrera profesional. Además de los programas académicos y de entrenamiento policial, es importante examinar el talento humano que ingresa a la organización y el acompañamiento que se le dé a lo largo de su carrera policial
Por tanto, entre estos procesos debe haber una integración coherente, para potenciar la profesionalización y mejorar el servicio de policía en general. La identificación temprana de rasgos y competencias afines para el perfil del profesional de policía contribuye a mejorar la efectividad de la educación policial. Algunas características clave, como la participación en asuntos comunitarios, las habilidades de comunicación y de resolución de problemas, entre otras, predicen el éxito en la escuela de formación
La formación policial es uno de los ejes más importantes para articular procesos de cambio y mejora del servicio de policía. La formación policial es un proceso que trasciende la formación académica en los centros de instrucción. Por tanto, debe ser concebida como un proceso extendido desde los procesos de selección, evaluación e incorporación, pasando por el entrenamiento formal por medio de programas académicos hasta los procesos de aprendizaje en el desempeño profesional y en el desarrollo de la carrera. Los procesos de selección, evaluación e incorporación deben encontrarse debidamente sustentados en métodos objetivos y rigurosos, que busquen captar el mejor talento humano de acuerdo con los perfiles definidos por la institucion policial.
La formación policial se extiende a lo largo de la carrera profesional. Por tanto, es importante integrar también los procesos de formación complementaria, bien sea de cursos de actualización y reentrenamiento policial o procesos de desarrollo personal y psicosocial. Para ello, los procesos de acompañamiento tienen un papel fundamental en las labores de entrenamiento en el campo, para ofrecer orientación personal/ profesional, para la evaluación, retroalimentación y mejora continua del personal.
En este sentido, la Policía tiene claro que la formación policial es el proceso por el cual se desarrollan todas las potencialidades del individuo, con el fin de responder adecuadamente a las exigencias institucionales, del país y del entorno general, propendiendo a la calidad y pertinencia de todos sus programas educativos para atender las necesidades de la comunidad. Para reflexionar sobre la educación policial se debe partir del perfil del profesional de policía que se requiere, tanto para enfrentar los desafíos que presentan las dinámicas actuales de convivencia y seguridad, Se requieren además conocimientos técnicos sobre análisis de información delictiva y focalización de prioridades, normativas y procedimientos de policía.
En cuanto a las habilidades específicas de la profesión policial, es necesario tener habilidades de comunicación oral y escrita, resolución de problemas, análisis crítico y reflexivo, liderazgo, trabajo en equipo, buena condición física para el uso adecuado de la fuerza y relaciones interpersonales.
En relación con las características personales, se requiere de altos estándares de integridad moral, respeto por las normas y la ciudadanía, sensibilidad a los asuntos sociales, alto sentido de pertenencia y vocación por su profesión, que permitan armonizar los proyectos personales con los institucionales, capacidad de controlar las emociones en situaciones de mucha presión y estrés, ser flexible, reflexivo y crítico.