A revisar listas

EDITORIAL Editorial Correo del Sur 20/05/2025
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Conforme estaba previsto, a las 23:59 de este lunes se cerraron las inscripciones de candidatos para las elecciones generales del 17 de agosto. No solo se ha registrado a los binomios que buscan las primeras magistraturas del país, sino también a quienes pretenden ocupar curules en la próxima Asamblea Legislativa Plurinacional (ALP).

Debido a la parafernalia que ha rodeado a la inscripción de las duplas que encabezan las diferentes fórmulas, no se ha puesto demasiada atención a los candidatos a asambleístas pese a que, tal como se configura el panorama, serán más decisivos que en otras legislaturas. Todas las encuestas prevén un Parlamento ciertamente dividido, con al menos cuatro o cinco fuerzas políticas, por lo que cualquier tipo de mayoría simple requerirá del acuerdo de al menos dos, lo que exigirá por lo tanto una gran capacidad de diálogo. Acuerdos y diálogos, dos temas que a nivel internacional están en tela de juicio.

En el primer gobierno del Movimiento Al Socialismo (MAS), el partido entonces a la cabeza de Evo Morales tuvo mayoría, mientras que los dos siguientes tuvieron hasta dos tercios, lo que le permitió acomodar el reglamento de sesiones a la nueva realidad en 2020 tras haber perdido esa cualidad. Sin embargo, la prematura ruptura de la bancada oficialista hizo que tampoco le sirviera para respaldar la gestión, que por otro lado no debería basarse en eso.

La última legislatura hizo aguas ni bien se quebró la bancada del MAS, a pesar de que el cambio propiciado en el reglamento daba diferentes posibilidades aritméticas para conformar mayorías y cumplir con la verdadera misión de la ALP, más allá de fiscalizar, la de tener la iniciativa política para generar acuerdos que mejoren la calidad de vida de la población a la que se deben los “padres de la patria”.

Lo cierto es que nada de eso ha sucedido: en la primera parte de la legislatura apenas se renovaron algunas instituciones, como la del Defensor del Pueblo, pero pronto llegaron los roces con las leyes y decretos relativos a la integración del sistema financiero en las normativas internacionales y que se bautizaron como planes “contra el enriquecimiento ilícito” y que de igual forma salieron derrotadas. Además, hubo algunas interpelaciones a ministros que finalmente el Tribunal Constitucional Plurinacional vetó y desde la presidencia se eludió evidenciando el escaso respeto a la división de poderes.

La segunda parte ya ha sido un querer y no poder: El Gobierno no ha previsto ninguna reforma de calado y apostó por los créditos internacionales y los contratos del litio que, tal como se preveía, no salieron adelante por mero cálculo político inmediatista, aunque el Ejecutiva tenga razón en que el bloqueo a los créditos ha acabado perjudicando a todos.

Como sea, serán los próximos parlamentarios quienes tendrán la llave de la gobernabilidad, los que perfilen el horizonte del país y los que acaben (o no) por encontrar los espacios necesarios para superar la crisis y, ojalá, encaminar a Bolivia hacia la senda del crecimiento y el bienestar. Por eso será imprescindible escoger a los mejores hombres y mujeres, con mayor capacidad de diálogo y entendimiento, capaces de construir y no de destruir, o de retroceder.

Por lo apuntado, a la ciudadanía ahora le corresponde tomarse un tiempo para revisar las listas que han sido presentadas al Tribunal Supremo Electoral e informarse sobre cuáles son las propuestas de las organizaciones políticas para, así, elegir a quienes realmente se merecen integrar la próxima legislatura nacional.

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