Una de las más antiguas costumbres de la Iglesia católica establece que un papa, recién elegido, escoja el nombre que desea para respetar una vieja tradición. Esta usanza surgió inicialmente porque algunos papas consideraban que sus nombres no eran adecuados para el cargo de Sumo Pontífice. Es, de hecho, un signo de completa dedicación al nuevo cargo.
Respondiendo a la pregunta del Cardenal Camarlengo “¿Que modo vos vocari?”, el nuevo pontífice pronuncia el nombre escogido, que no está vinculado a ninguna disposición jurídica.
Se cree que el primer papa en cambiar nombre ha sido Mercurio, que tenía el nombre de un dios pagano de la mitología romana y, cuando fue elegido, en el año 533, optó por llamarse Juan, como el mártir; añadió un II, para no confundirlo con el discípulo de Cristo y desde el año 1009 queda la costumbre de cambiar nombre. Juan II está sepultado en la Basílica de San Pedro y la Iglesia católica lo tiene entre sus mártires.
Hacia el año 1.000 muchos papas consideraron inadecuados sus nombres originales y después de Pedro Buccaporta, elegido en 1009, respetuoso del primer papa San Pedro cambió su nombre a Sergio, y la costumbre permaneció hasta el día de hoy. Sergio IV fue enterrado en la Basílica Laterana.
El nuevo nombre se elige en función de motivos personales, que pueden ser los más variados, como por ejemplo la admiración por un Papa anterior para marcar la continuidad o diferenciarse del precedente.
Desde hacen cuatro siglos los 34 pontífices que se han sucedido han usado solamente 10 nombres: Pablo, Juan, Alejandro, Gregorio, León, Benedicto, Inocencio, Clemente, Pío y Juan Pablo.
El nombre más difundido ha sido el de Juan, usado por 23. Le siguen los de Benedicto 16, León 13 y Pío 12.
El patriarca de Venecia Albino Luciani, elegido Sumo Pontífice en 1978, ha escogido el nombre de Juan Pablo, completamente inédito en la historia de la Iglesia. Su sucesor, el cardenal polaco Carlos Woytyla, ha continuado esta nueva tradición con el nombre de Juan Pablo II. Joseph Ratzingher ha escogido como nombre el del fundador del orden monástico San Benedicto de Norcia, regresanddo a los orígenes de un solo nombre: Benedicto XVI. Mientras que su sucesor ha escogido un nombre nuevo, Francisco, el mismo del santo de Asís. Luego, llegó la sorpresa de León XIV...