Reflexiones sobre el Día de la Madre en Bolivia

EDITORIAL Editorial Correo del Sur 27/05/2025
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Hoy, cuando en Bolivia se celebra el Día de la Madre, conviene recordar que esta fecha tiene relación con un acontecimiento de heroicas connotaciones: la defensa de Cochabamba por parte de mujeres acaecida en mayo de 1812. Este solo hecho permite apreciar en qué medida las mujeres — y las madres en particular— están involucradas en el acontecer cotidiano del país.

En una sociedad donde, por múltiples razones, el hombre se desentiende fácilmente de sus responsabilidades de padre, la mujer-madre ocupa un sitio relevante. Sobre sus espaldas recae el peso de toda la familia y, sin embargo, no siempre se la ve así, como el puntal de la sociedad.

Se le reconoce ritualmente su valor, como pasa en este día, pero esto suele ser algo más retórico que práctico. Las políticas de género, tan en boga hoy en día, deben trascender el simple marco de las leyes y recalar en acciones concretas.

Se pondera, por ejemplo, la significación del binomio madre-niño, pero el Estado carece de los medios suficientes para que alcance toda la protección que se merece. Existe una ley integral contra la violencia hacia la mujer, pero los datos estadísticos revelan que todavía no ha alcanzado sus objetivos. Hay brigadas de protección a la familia, pero las madres siguen sufriendo, en demasiados hogares, lacerantes maltratos, y las cifras de feminicidios son alarmantes.

La protección a la mujer frente a los abusos del hombre no alcanza los resultados necesarios porque los programas de concienciación sobre los derechos de las personas del sexo femenino siguen siendo escasos y, como los órganos encargados de hacer cumplir esos derechos no siempre están administrados por la gente más indicada, tampoco se nota una clara voluntad por aplicarlos.

No más madres golpeadas, no más madres relegadas, no más madres sacrificadas debería ser el gran objetivo de los mecanismos legales puestos en vigencia en los últimos años; pero… ¿existe un pleno conocimiento de esas normas? ¿Cómo se las está divulgando? La gran mayoría de las madres permanecen, todavía, en la sombra de la desinformación.

Es tiempo de que el estereotipo de la madre mártir e incapaz de defenderse desaparezca de las mentes de todos. La mujer madre está llamada a asumir su papel porque ahora hay un ordenamiento legal que la ampara; pero, aún son muchas las tareas que se deben encarar para que esto ocurra. La educación es clave para la aplicación de estas normas. Y el poder local puede jugar un papel fundamental en ese sentido.

Esta fecha contribuye a generar un espíritu de reconocimiento, con ciertos matices. Continúa por ejemplo el estereotipo de que la “felicidad de mamá” tiene relación con la compra de utensilios domésticos, algo que, en el fondo, promueve la marginación de la mujer dentro de la sociedad eminentemente machista en la que todavía vivimos.

A una madre hay que darle amor y respeto; por ello, lo sabemos, un día no alcanza: ese reconocimiento tiene que ser constante. Los varones, fundamentalmente, están llamados a hacer todos los esfuerzos posibles por cambiar los patrones que encasillan a las mujeres, en muchos casos, sin darles margen para su pleno desarrollo. Eso sin contar que, en la mayoría de los hechos de violencia registrados en el país, los hombres son quienes agreden a sus parejas, incluso hasta matarlas.

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