El asunto de los binomios

EDITORIAL Editorial Correo del Sur 02/06/2025
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A diferencia de otros, el actual proceso electoral estuvo rodeado de incógnitas sobre quiénes serían los candidatos a los primeros cargos del Estado y eso no solo se vio entre los aspirantes a la presidencia sino, también, con quienes los acompañan en sus fórmulas.

¿Qué tanto reflejan los binomios la realidad nacional? Uno de los grandes desafíos del país siempre ha sido su integración real, no solo entre unidades geográficas, que son efectivamente una dificultad física a la que se le ha dado una connotación cultural seguramente exagerada; sino también, y sobre todo, desde el punto de vista social.

Las clases sociales en el país siempre han sido más o menos difusas, en su momento por el importante volumen de población campesina y la escasa cantidad de población fabril o industrial al margen de los mineros; después por la conformación de una pequeña élite intelectual que de una u otra forma ha parasitado el Estado y de la que también ha salido la también escasa burguesía nacional. En los últimos 40 años además se ha multiplicado el comercio constituyendo sus propias élites.

En ese esquema, conformar un “binomio ganador” para cualquier competencia electoral nunca ha sido sencillo, sobre todo en los últimos años, y en esta elección se está volviendo a poner en evidencia.

Desde que a principios de siglo con motivo del Censo se pusiera en la agenda política el asunto identitario indígena con fuerza, quien más quien menos ha intentado incorporar de una forma u otra ese asunto en sus binomios. Obviamente fue el MAS quien lo representó con más fuerza, pues a partir de ese asunto elaboró las principales ideas fuerza de su propuesta electoral. Evo Morales representaba con fuerza la figura identitaria en su perfil de aspirante presidencial, pero también la mayoría de los diputados, senadores y demás se explicaban a partir de ese encuadre. Aun así, no se resistieron a incluir a un “intelectual blancoide” en el binomio, Álvaro García Linera, quien además se atornilló al mismo con fuerza hasta el último de sus días como vicepresidente.

En el resto de fuerzas políticas de oposición, que además nunca fueron capaces de darle una continuidad a su acción al margen de los ciclos electorales, hicieron algunos ensayos integrando indígenas en sus fórmulas, pero por lo general quedaron postizas. Así se buscó otro clivaje tipo hombre-mujer, tratando de sumar también oriente-occidente, y últimamente se ha promocionado un esquema “joven–maduro” todavía por testear, con el antecedente de que las experiencias anteriores no han resultado positivas

Por el contrario, los datos electorales podrían indicar que fue un acierto la fórmula del MAS, aunque algunos hoy siguen cuestionando la idoneidad de esa propuesta, precisamente porque no ha logrado hacer evolucionar el proceso de integración social necesaria y ha mantenido ciertos razonamientos de subordinación del estrato popular a las élites tradicionales, justificado precisamente en la propia experiencia de Evo Morales y la conformación de su gabinete, donde siempre han controlado los cargos clave.

Hoy que se han multiplicado las opciones en el oficialismo y oposición, los diferentes clivajes y opciones para conformar binomios siguen generando debates alrededor de los mismos, y también evidenciando las tensiones sociales y raciales que no se han superado en el país. Quién sabe si en esta elección se logrará dar pasos adelante en ello, o si todavía habrá que esperar un par de citas más a que la generación joven, que está creciendo mucho más conectada al mundo exterior de lo que nunca lo estuvimos, logre conceptualizar un país diferente, con otras prioridades y otras líneas rojas.

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