Francia y su presidente

EDITORIAL Editorial Correo del Sur 14/07/2025
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Este lunes se conmemora un nuevo aniversario de la Toma de la Bastilla, un hecho que desató la serie de acontecimientos que conocemos como Revolución Francesa y que tuvieron una fuerte influencia en América, al punto que, sobre la base de principios liberales, desencadenaron la Guerra de la Independencia.

Para Francia, es su día de Fiesta Nacional. A lo largo de este día allá se desarrollará una serie de actos festivos, aunque una mayoría de ese país sienta que no hay mucho para festejar.

Ocurre que la crisis, que alcanzó su punto más álgido en 2023, motivó que un buen porcentaje de los franceses se hayan desencantado de su presidente, el todavía joven Emmanuelle Macron. 

El 24 de abril de 2022, Macron se convertía en el primer presidente francés en revalidar el cargo en los últimos 20 años, después de Jacques Chirac en 2002. Sin embargo, más de un año después, su presente en el poder es más que complicado.

En aquella oportunidad, el mandatario alcanzó el 58,55 por ciento de los votos en el balotaje, derrotando por segunda ocasión consecutiva a la candidata de ultraderecha Marine Le Pen, quien obtuvo el 41,45%.

Pero, en aquella oportunidad, dos cuestiones quedaban más que claras: por un lado, Macron no se impuso tanto por sus propuestas, sino por el temor que generaba una hipotética llegada de Le Pen al poder. Y a esto se sumaba que el partido de la candidata de ultraderecha alcanzó un número récord histórico de votos.

Ahora ni el temor a un posible triunfo de la ultraderecha sirve de apoyo para Macron: actualmente, su popularidad se encuentra en el 21 por ciento, acercándose a su nivel más bajo desde las protestas de los “chalecos amarillos”, allá por 2019.

Como era de esperar, el “punto de inflexión” en el vínculo entre el mandatario y los franceses fue la polémica reforma de pensiones, que subió la edad de jubilación de los 62 a los 64 años y que fue aprobada por decreto. 

Lo que ahora se llama impopularidad, con todas sus letras, se lo debe a esa reforma. Tres meses de una oleada de huelgas y manifestaciones –las más multitudinarias en Francia en este siglo XXI– no evitaron la subida de la edad mínima de jubilación hasta los 64 años, sino que, además, exige 43 años cotizados para recibir una pensión completa. Finalmente, y pese a las protestas, el presidente se salió con la suya. ¿Ha ganado la partida? Su rodillo neoliberal se ha impuesto, pero ha salido derrotado en la batalla de la opinión pública.

Y es el propio líder francés quien reconoce que “el error pudo ser no haber estado suficientemente presente para dar una constancia e impulsar esta reforma yo mismo”.

A esto se suma que, en un momento en el que Europa muestra gran unidad por la guerra en Ucrania, el mandatario ha sugerido que el Viejo Continente no debería estar totalmente alineado detrás de Estados Unidos, si no buscar cierta autonomía. 

Macron deberá abandonar el poder en 2027, ya que la Constitución francesa no permite más de dos mandatos consecutivos. Por ello, su principal misión será encontrar un sucesor que evite la llegada de la ultraderecha al poder.    

Las encuestas demuestran que, si las elecciones se realizarían este julio, Le Pen derrotaría a Macron y este ha advertido sobre ese riesgo. Curiosamente, no menciona que fue uno de los firmes aliados de Donald Trump que, como se ha demostrado suficientemente, es el líder más visible de la ultraderecha en el mundo.

Como se ve, el panorama no es precisamente halagüeño para el país que, hace 236 años, propagó los principios de libertad, igualdad y fraternidad.

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