El siglo XIX de Bolivia se ha visto marcado por los 16 años de guerra y paz que significó el periodo de la independencia. Las decisiones tomadas fueron las que construyeron la hoy Bolivia. Las ideas de nuevas formas de gobierno y/o de autogobierno se mostraron como accesibles, tomando en cuenta la lejanía de las autoridades virreinales y/o las divergencias en el pensamiento. La historia en el siglo XIX fue escrita por los vencedores (mestizos, indígenas y españoles) que, a su vez, fueron responsables de entretejer los hechos entre una dicotomía de “buenos” y “malos”.
Puntos de inflexión a lo largo de estos años, hay muchísimos y debemos entenderlos en su tiempo y en su espacio. La generación de pensamientos y reflexiones, así como propuestas de solución de problemas identificados en los últimos días coloniales, serán fundamentales tanto para la toma de decisiones como para el actuar de la población. En ese sentido, la ciudad de La Plata, hoy Sucre, y las instituciones educativas como la Universidad San Francisco Xavier y la Academia Carolina serán las herramientas de la construcción de la república. En San Francisco Xavier, por ejemplo, aprendieron ya desde el siglo XIX de Francisco Suarez y en la Academia Carolina realizaban debates, análisis y propuestas de solución a procesos judiciales. Todo ello formó una generación no solo de pensadores, sino también de analíticos, y propuestas de leyes, reglamentos y códigos, aportando en el establecimiento de una estructura jurídica y política.
En 1825, después de la batalla de Tumusla, la población esperaba la culminación de los enfrentamientos, sin embargo, las guerrillas independentistas perduraron hasta por lo menos dos años después. En agosto, se decretaba el 9 de febrero en el que Bolivia podía decidir la unión o independencia de sus vecinos. Esto se consolidó con el acta de la independencia del 6 de agosto, en ambientes de la Universidad (hoy Casa de la Libertad), y con la aprobación de la primera Constitución, al año siguiente.
El establecimiento de una estructura político administrativa y de carácter unitario será la base en la que se fundamente Bolivia, incluso hasta su decimonovena Constitución. Los cambios se darán en otros aspectos, como la ciudadanía, mas no en la división de los poderes: ejecutivo, legislativo y judicial. Durante el siglo XIX, fueron debatidos temas como la propiedad de la tierra (Ley de exvinculación) y quiénes tenían más apoyo para ejercer el poder central (gobiernos que ingresaron por la fuerza).
Por otra parte, la llegada de las ideas de modernidad y progreso caracterizarán a las ciudades y poblaciones, los diversos intentos de mantener el orden, la limpieza y los espacios de encuentro y convivencia en las plazas y plazuelas. La llegada de la fotografía, el cine y los medios de transporte (ferrocarril-automóvil) y de comunicación (telégrafo-teléfono), generarán la diferencia local y regional que se influenció por las características económicas.
En el siglo XX, se evidencian dos guerras que marcarán el pensamiento hasta la actualidad. Por un lado, el norte, que quedará separado y como frontera con Brasil, por medio del río Acre, con el accionar de Bruno Racua. Por otro lado, el Chaco, otro espacio poco poblado, fue el lugar de encuentro entre bolivianos de distintos pisos ecológicos e hizo que las mujeres quedaran a cargo del tema económico y la reconstrucción. Además, logró un análisis y crítica sobre la falta de consolidación de una nación, por lo que fue su propuesta bandera que influenció la Revolución de 1952.
La segunda mitad del siglo XX, nuevas propuestas de gobierno y de sociedad influenciaron, pero no cambiaron la base del pensamiento y de la estructura político administrativa del siglo pasado, separando más la diferencia entre regiones, ciudades y pueblos, con la idea de llevarlas al “desarrollo” económico, lo que persiste en muchos sectores de la sociedad, hasta hoy en día.