Una nueva campaña tras la primera vuelta

EDITORIAL Editorial Correo del Sur 31/08/2025
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Salvo por festividades como la de Ch’utillos, en Potosí, y la de la Virgen de Guadalupe, que está próxima a celebrarse en Sucre, el resto del país prosigue en etapa electoral, ahora, en una segunda parte de la campaña, ya reducida a los dos binomios que de manera inédita se disputarán la presidencia en un balotaje. 

Con la convocatoria ya lanzada oficialmente, el 19 de octubre tocará elegir entre dos candidatos que, hay que recordarlo, no eran los favoritos en las encuestas. Sí, es cierto, Jorge Tuto Quiroga (Libre) apareció entre los primeros lugares en prácticamente todas, pero Rodrigo Paz Pereira voló bajo el radar durante meses hasta las dos últimas semanas, en las que se advirtió un crecimiento, mas nunca llegó a situarse siquiera en el “podio”, siguiendo la jerga deportiva.

Tuto prontamente reclamó su liderazgo del espectro de la derecha y hasta logró superar a Samuel Doria medina en esas últimas semanas clave. Paz, de su parte, se proclamó de centro y apeló a los sectores populares junto a su candidato a vicepresidente, el explosivo Edman Lara, cosechando los votos moderados del sector popular y también de clases medias que buscaban un cambio tanto de políticas como de actores.

Nada está dicho y, de hecho, la campaña para la segunda vuelta ha comenzado no hace mucho. Primero, con buen tono entre ambos candidatos presidenciales, aunque no sin matiz táctico: Tuto no quiere mostrarse como el líder de los “antiguos” y, para eso, saldrá a buscar votos en el centro, mientras que Paz está interesado en desmarcarse de la asociación que se le hace con el MAS. Hay guerra sucia de ambos bandos, por cierto: a la relación señalada, muy bien atizada en redes sociales, se contrapuso el pedido del PDC de que Quiroga se baje de su candidatura, lo cual ha sido respondido con que tal cosa no es algo democrático.

Las elecciones han dejado algunos otros titulares y aspectos a reflexionar. Hay que analizar los datos con serenidad, porque los resultados no se explican por un solo motivo.

El anunciado vuelco a la derecha no está asegurado. Después de la batalla abierta entre tutistas y samuelistas para forzar la definición ideológica de los votantes anti-MAS, apenas se puede contar en ese lado los votos de Libre y de ADN. Por otra parte, el denominado ‘bloque popular’ sigue ahí: Buena parte del voto del PDC, el millón largo que sumaron los nulos pedidos por Evo Morales; los 400.000 de Andrónico, los 150.000 de Eduardo Del Castillo y hasta los 80.000 de Johnny Fernández, conforman un bloque que rechaza una forma de hacer las cosas y que esta vez ha concurrido separado, pero que, una vez más, ha sido clave en la definición de los resultados.

Aun así, todo está por verse. Este, al menos por ahora, es un balotaje con final abierto. Entretanto, lo mínimo exigible a los candidatos y sus respectivas militancias es que lleven adelante la última etapa electoral de manera pacífica, sin violencia, para confirmar lo vivido el 17 de agosto: el espíritu democrático que vienen demostrando los bolivianos en sucesivas elecciones. Esa, por supuesto, es la mejor de las formas de resolver los problemas del país y marcar los caminos en una sociedad organizada.

Para la ciudadanía en general, resulta clave no perder de vista que sigue quedando un mes y medio de campaña y los problemas —sobre todo la crisis económica— continúan invariables y con tendencia a profundizarse.

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