Líber, en escena otra vez

Gisela Derpic 01/09/2025
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Anarquista de pura cepa, fuiste uno de tantos crotos aparecidos en Argentina desde las postrimerías del siglo XIX para hacerse parte del paisaje durante el siglo XX. Viajantes que sobre los trenes cruzaban ese país donde naciste aquel 20 de agosto de 1919, en Córdoba. Subías y bajabas en cualquier estación, sin rumbo alguno porque el destino era el camino que recorrías cargando tu hato de creatividad del cual sacabas trucos, historias, improvisaciones y radioteatros para arrancar lágrimas y carcajadas a la gente de los pueblos y ciudades donde llegabas, a cambio de los centavos necesarios a una vida con dignidad.

De pie sobre cualquier vagón, cuando el tren alcanzaba la mayor velocidad, abrías los brazos y cerrabas los ojos, para mirar adentro. Allí, al cortar tu cuerpo el viento, tu propia carne vivía una experiencia plena de libertad, la de quien sólo se tiene a sí mismo, exento de posesión alguna, de esas que siempre desembocan en atadura. Lo opuesto a “un propietario”, en los términos bellos y terminantes de Rafael Barrett, tu escritor favorito, en su texto “Gallinas”.

Libertad, tu único tesoro, fuente de tu extremo desprendimiento material. A la manera radical de Tolstoi, el anarquista cristiano del que tantas veces me hablaste tú, agnóstico convencido, a mí, católica creyente, incluyéndome en la conciencia de lo que yace dentro de nuestros corazones. 

Solidaridad desbordante la tuya, sin pretensión de condescendencia o recompensa, en esta o en otra vida; por la inagotable sensibilidad irradiada contagiándose, siendo pocos los indiferentes ante el remolino de ternura en el que envolvías todo y a todos, entregándoles tiempo, escucha, palabra, gestiones y cuanto hayas tenido a mano para aliviar pesares y procurar respuestas a preguntas y necesidades acuciantes.

Tu impronta quedó en el Conjunto Teatral “Nuevos Horizontes” fundado en Tupiza en 1946 donde se alumbró el teatro moderno boliviano. En la epopeya cultural de la FSTMB, entre 1963 y 1985, con tres conferencias inéditas en la historia sindical del mundo, punto de partida de la explosión de iniciativas obreras de arte y cultura. En el Grupo Teatral “Tacna”, Perú, durante el exilio de los años setenta. 

Incesante lluvia de estrellas derramada en todas partes, en sintonía con el nombre “Nuevos Horizontes”, nota de quienes arriban a sus metas soñadas y se lanzan de inmediato persiguiendo otras, hacia el futuro, sin mirar atrás, sin morir atados a un pasado inmutable.

Así tejiste la fraterna red de ternura, despliegue de la estrategia del teatro como mediación para mejorar a las personas y a los contextos. Extendiste los fractales éticos y estéticos de tus sueños en las últimas experiencias de formación de los animadores de teatro, esos cursos impartidos a lo largo de todo el país cuyos frutos se cosechan aún hoy día en los escenarios bolivianos.

Reconocías gratamente el apoyo recibido a ese cometido de parte del “Negro” Romero, Fernando, lejano a las filas “revolucionarias”, quien desde el Fondo Social de Emergencia procuró los recursos para ese periplo tuyo, sin condición alguna, a diferencia de las ONGs izquierdistas, políticamente correctas y alineadas con agendas internacionales que la rechazaron porque no tenía “enfoque de género”.

Los rescoldos de aquel fuego fraterno y creativo encendido hace 79 años en Tupiza no se apagaron. Quienes forman parte del círculo que se alumbra y calienta con ellos continúan llegando. El proyecto de recuperación de las 18 películas del cine minero está en marcha y al año estarán en la red. Hay una posibilidad de que suceda lo mismo con tus cuadernos personales, esa colección de documentos que organizamos amorosamente en Cochabamba cuando se acercaba el tiempo de tu trascendencia. Quedaran para siempre como testimonio palpable de esa travesía vital inacabable, a disposición gratuita de todos.

Junto a tal ansiada conservación, la enciclopedia “Teatro-juegos” seguirá siendo repartida cara a cara con quienes quieran llevarse un tesoro como ese, maravilloso texto producto de tu dominio sobre la teoría del arte dramático, en el que montaste una mesa redonda, como aquellas que hacías con los miembros de Nuevos Horizontes en Tupiza porque en tu visión el teatro es una experiencia solidaria en comunidad, poniendo a dialogar allí a los más grandes teóricos del mundo a lo largo de la historia, sobre todas las facetas de las artes escénicas.

Quedará pendiente procurar nuevas expediciones de los boletines y las revistitas en los medios digitales. Quienes abrigamos en nuestros corazones algunas semillas de aquellas que a manos llenas lanzaste desde los vagones del tren de tu vida, gastada con tanta generosidad, así lo haremos.

Coincidirá todo con la reapertura democrática que después de veinte años se ha logrado en Bolivia y, al parecer, con la caída del narco totalitarismo en Venezuela. Ojalá con la liberación de la sufrida Cuba.

A los 106 años de tu nacimiento, renacen nuevos horizontes de “Nuevos Horizontes”. Y aquí estás tú para ir en pos de ellos.

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