El manejo abusivo y autoritario del poder por el MAS, ha penetrado en gobernaciones y alcaldías. Como no existen reglas de juego que sean respetadas en el ejercicio de la función pública, cada instancia crea las suyas en función de intereses grupales que ignoran la razón de ser del estado, el bien común.
Varios gobernadores y alcaldes emulan a sus mayores en el manejo del poder, son discrecionales, instintivos, envanecidos, alejados de lo esencial y están regidos por la necesidad imperiosa de acumular riqueza ilegal sustentados por entornos lambiscones y angurrientos, que migran en sus lealtades cada cinco años y, como ahora ya se les acaba el tiempo, no quieren perder un solo instante en la labor de exprimir a las instituciones a su cargo.
Lo truculento ya no es excepcional ni extraño, por ejemplo lo sucedido con el gobernador de Chuquisaca que tuvo un accidente –aún no esclarecido– que le ha producido severas lesiones en sus capacidades para poder ejercer el cargo. Lo deplorable es que su entorno inescrupuloso, en lugar de preocuparse por su total restablecimiento ha estado más preocupado en mantenerse en la administración departamental utilizando al gobernador y forzándolo a reasumir sus funciones, con lo que formalmente carga sobre sus espaldas la responsabilidad de las decisiones que al parecer no están en sus manos sino en las de un grupo de burócratas en la sombra.
Guardando distancia en el tiempo, lugar y circunstancias, Fernando Kieffer en 1989 fue elegido presidente de la Cámara de Diputados, antes de su elección sufrió un grave accidente de equitación que lo dejó en silla de ruedas, en esas condiciones asistió a la sesión correspondiente, su grave estado salud era evidente pero su mente estaba lúcida, su decisión de luchar por el cargo, ganarlo y ejercerlo partió de su férrea voluntad, con lo que cumplió sus funciones a cabalidad.
Lejos de dar certidumbre a la ciudadanía sobre la salud del gobernador Damián Condori y de su reincorporación, se la enturbia con verdades a medias e ingresos penosos del actor a su oficina. El respeto a la dignidad de la persona no debe ser afectada por intereses espurios, preservar el poder departamental de esta manera podría dañar irremediablemente la salud del gobernador y los intereses departamentales. Es imprescindible que el titular, tenga la lucidez mental del caso para poder tomar decisiones y no ser reemplazado en esta tarea personalísima por ningún entorno.
La emulación del manejo autoritario también ha llegado a la Alcaldía de Sucre, el alcalde está rodeado de un nefasto entorno que ha creado un micro mundo a su alrededor, entre ellos se autoconvencen de que las cosas están perfectas, al grado de que el titular quiere ir a la reelección. Como la decisión está tomada, utilizan los bienes y recursos municipales, el POA y el presupuesto municipal son instrumentos funcionales a sus pretensiones, el alcalde aparece en medios de comunicación dando órdenes a sus funcionarios como si ellos no supieran el rol que deben cumplir por mandato de la ley y no de la voluntad de su eventual jefe, la clásica frase miente miente que algo quedará, es la base de sus programas radiales pagados, sus iracundas respuestas a lo dispuesto por el débil consejo municipal dejan de lado cualquier procedimiento institucional, las normas sancionadas en el legislativo municipal se las pasa por las narices y su entorno enloquece de admiración.
En lo grande como en lo pequeño el rasgo fundamental es la falta de planificación y orden, si alguien incumple con la normativa municipal es el alcalde y sus funcionarios, las calles de Sucre son un mercado en las que se asientan vendedores ambulantes en precarias condiciones, haciéndoles creer que con ello se combate el desempleo cuando en realidad se oficializa su existencia, el uso de los espacios públicos destinados a fines específicos ha sido cambiado con otras actividades ilegales, el hermoso Parque Bolívar declarado legalmente patrimonio histórico es ahora un mercado bullicioso en el que no solo se vende de todo, se han instalado juegos de plástico que ofenden su belleza, sus pasillos y jardines destinados al paseo, ocio y descanso se han convertido en pistas de baile y escenarios para que bandas de música compitan entre ellas al margen de la norma provocando una contaminación acústica insoportable.
Han perdido respeto y consideración a los derechos ciudadanos y afectan el funcionamiento del Tribunal Supremo de Justicia, Consejo de la Magistratura, Fiscalía Departamental, diario Correo del Sur y, sobre todo, ocasionan gravísimos daños a la salud de los internos del Psiquiátrico Gregorio Pacheco.
Toda la ciudad ha sido copada por el ruido y el desorden, el Bicentenario de la República que bien pudo ser el gran punto de llegada y de partida de las aspiraciones locales y departamentales se ha traducido en la entrega a medias de aceras mal construidas, la genialidad de sus funcionarios con torpes decisiones contribuyen al desorden, el tráfico vehicular es de horror con señalizaciones en las que una cuadra puede ser transitada en un solo sentido y una otra en ambos, rompiendo cualquier lógica y normativa nacional e internacional sobre el tema.
El patrimonio cultural está dañado irremediablemente y se corre el peligro de ser revertido por la Unesco ante las graves agresiones que sufre cotidianamente ante la inacción o complicidad de las instancias municipales.
No es todo, al alcalde no se le ocurrió mejor idea que instalar sus oficinas en la Villa Bolivariana destinada a otro fin y permitir que un mercado construido con gran esfuerzo sea utilizado por la burocracia municipal, mientras cienes de vendedores ambulantes ululan penosamente por las calles de Sucre.
En suma, la desinstitucionalización del gobierno municipal es gravísima, la anomia es común, no planifican, usan recursos y bienes municipales arbitrariamente, improvisan, la palabra del alcalde y sus sopladores de oreja ha reemplazado a la normativa, el control social y las juntas de vecinos han sido cooptadas para la complicidad de lo irregular, los recursos de inversión son ridículos mientras se incrementan los destinados a personal supernumerario y mucho más.
La victoria democrática ciudadana en las urnas el pasado 17 de agosto tiene que incidir desde ahora en los espacios subnacionales y locales, se está acabando la arbitrariedad y el abuso, el que quiera seguir es este ritmo corre el grave peligro de enfrentarse a la población y ser puestos en su lugar, la discrecionalidad esta de salida para todos.