Transcurría el año 1985, cuando surgió la idea de crear un colegio en el que un grupo de profesores de la Escuela Nacional de Maestros «Mariscal Sucre» pudiera poner en práctica las propuestas pedagógicas que iban perfilando.
Los profesores María Luisa de Pérez Chacón, Evelyn Derpic, Otto Poppe, Johnny Durán y Rosario Berdecio se reunían en tertulias donde se hablaba de libros y de educación. En una de aquellas reuniones se planteó la posibilidad de fundar un colegio; la iniciativa iba tomando cuerpo hasta que un día incluso se habló del nombre que llevaría “nuestro colegio”, fuel el profesor Johnny Durán quien lo bautizó con el nombre de «Simón Rodríguez» en honor al gran pedagogo venezolano.
La profesora Mery Derpic de Solares a quien se le hizo conocer de este deseo, se entusiasmó mucho y fue el motor visionario que, siempre empeñosa y optimista, permanentemente animó al grupo.
Los socios fundadores fueron: Yolanda Barrón de Caballero, Rosario Berdecio, Roberto Bulucua, Eduardo Chumacero, Evelyn Derpic, Mery Derpic, Isabel Domínguez de Valda, Johnny Durán, José Luis Durán, Miriam Fernández, Mirian Gamarra de Quezada, Elba Gutiérrez de Chávez, Irma de Humboldt, Rosario Llobet, Hilda Magariños, Esperanza Noya, Rosmery de Oquendo, Consuelo Pereira de Carrasco, María Luisa de Pérez Chacón, Otto Poppe, Peter Salazar, Juan Sánchez, Ricardo Sánchez, Clotilde Valda, Ana María Vladislavic y Mila Vladislavic.
El empeño, el entusiasmo, la vocación de servicio permitieron que naciera el colegio laico «Simón Rodríguez» un 28 de febrero de 1986, al amparo de la Cooperativa Educacional «Simón Rodríguez», desde cuyo origen tanto directivos de la cooperativa como el plantel docente trabajaron sin pausa para consolidar la institución al punto que, durante los tres primeros años de vida, los maestros cooperativistas que trabajaron en el colegio no percibieron salario.
Con el desprendimiento, la entrega y el esfuerzo de los socios se logró adquirir un inmueble en calle San Alberto, primero, y, después, la vieja casona de la calle Calvo. Fueron necesarios muchos esfuerzos para adecuar la casona a las necesidades pedagógicas del colegio y, más adelante, construir la infraestructura con la que cuenta hoy.
En este caminar de casi cuarenta años de vida, se ha llevado a las aulas diferentes innovaciones que han resultado exitosas. Así, el último curso de secundaria se dividió en tres áreas: ciencias biológicas, ciencias sociales y ciencias exactas, como parte de la orientación vocacional y profesional. Esta modalidad continúa hasta nuestros días y ha sido extendida hasta el quinto de secundaria.
En 1990, se incluyó un taller de investigación para las tres áreas del último curso de secundaria con el propósito de acercar a los estudiantes a la investigación científica, duró un año. Sin embargo, en 2009 se repuso el taller de investigación para responder a la necesidad de formar personas curiosas, innovadoras y propositivas y, a partir de este año, el taller también ha sido ampliado a quinto de secundaria.
Como innovación, el idioma inglés se enseña por niveles y los frutos de esta decisión se hacen visibles en el Festival «Simon´s Got Talent». La música se enseña por áreas: coros, danzas e instrumentos a elección del alumno, considerando sus aptitudes y gusto personal. Actualmente, la música sigue por ese camino y es, sin lugar a dudas, un aspecto que potencia la formación de los estudiantes ya que el arte y sus diferentes manifestaciones nutren el espíritu del ser humano.
El colegio cuenta con un elenco de danza que, antes y ahora, participa en eventos locales y nacionales; igualmente, con un coro que participa en diferentes eventos enalteciendo el nombre de nuestro establecimiento y que recibe el reconocimiento de propios y extraños.
Para la Unidad Educativa Simón Rodríguez Carreño es un verdadero orgullo ver que tanta gente formada en sus aulas camina por la vida triunfando como profesionales, como padres de familia y, sobre todo, como ciudadanos de bien que aportan a la construcción de nuestro país. Asimismo, siente un profundo orgullo porque los niños y jóvenes de ayer son los adultos que regresan al colegio con agradecimiento y mucho cariño.