En 1990, Garth Brooks, ícono de la música country estadounidense lanzó su álbum No Fences. Más allá de la transversal temática que caracteriza a este género, me interesó la canción “Unanswered Prayers” (Plegarias sin responder), en la que Brooks propone que, usualmente, el regalo más grande del Creador es no responder a nuestras oraciones. Quizás las pensamos de modo transaccional, reduciendo a la deidad a un papel proveedor de “particularidades” que seguramente se le escapan a su omnisciencia.
Considerando que lo que queremos no es siempre lo que necesitamos, o merecemos, pensemos qué es lo que quisiéramos que ocurra en la “segunda vuelta” electoral, la cual está alimentada con las más delirantes hipótesis gestadas desde una conveniente miopía social que impide ver quiénes somos como país: un grupo liberal minoritario enfrentado a otro mayoritario (el Hombre-Masa) que precisa de un estado más paternalista, pues sus condiciones le impiden manejarse con un “Milei” como mandamás. Ahora bien, ¿Cambia en algo, hacia adelante, el cómo se explique la inusual distribución de votos, si comprendemos la naturaleza del universo electoral? Creemos que el resto cae por su propio peso; salvo pachotada tamaño baño que interponga el Capitán y/o un giro conciliador en Quiroga, mostrando que se desmarca, al menos semióticamente del tutelaje cruceño/liberal, los Paz repetirían la hazaña que sólo los Siles esgrimieron antes como padre e hijo presidiendo el país.
Nuestro derrotero no es la futurología, sino indagar el fulgor que obnubila a liberales cansados de la maquinaria inservible parida por el MAS, pero que también afecta quienes, condicionados cultural y económicamente, saben que en el corto plazo necesitan de algo más que salud, educación y libre mercado. Y sumamos otro grupo de ofuscados, curiosamente quienes pasaron a segunda vuelta.
¿Qué nos motiva a la guerra sucia, al descrédito del no similar, a la satanización y victimización, cuando necesitamos sumar y no restar? ¿Qué deberíamos de haber aprendido en 20 años de hegemonía endogenista, que, aunque mal capitalizada y dispersa, es fruto de una mayoría matemática? ¿En verdad creemos que estamos frente a una pulseta entre centro y derecha? Y más importante aún, ¿Comprendemos que se requiere de muy poco para patear el tablero y que la alineación de astros que entrevemos bascule al desorden?
Se le atribuye a Platón el pensamiento de que el primer acto de corrupción de un funcionario es aceptar el cargo de servidor sin estar preparado. Pienso en otras formas de faltar a un mandato, como el conflicto de intereses o la incapacidad (en sus varias extensiones), pero viniendo de donde hay tanto loco suelto puedo imaginar un atenuante.
Quizás necesitamos más que nunca del Litio, no para atraer inversiones ni llevar al país a la era de electromovilidad y la prosperidad, y acaso más bien para que en su forma de Carbonato de Litio, recurramos a su aplicación más urgente y menesterosa, el tratamiento de los desórdenes de bipolaridad y episodios maniacos. Poderoso estabilizador de ánimo que podría evitar llevarnos al suicidio en masa, o por lo menos, que pueda ayudar a que algún “borderline” juegue del lado de los cuerdos.
Después de todo, en Sucre sabemos de los problemas de la azotea, pero más aun de plegarias sin responder.
* Es ingeniero de Producción y Máster en Gerencia y Comercio Internacional. Presidente de la empresa Portafolio Internacional de Inversiones SA con base en Lima, Perú.