Inflación en Andesburgo

Monica Briançon Messinger 23/09/2025
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Sentaos, querido público, que os contaré las flipantes historias de Tilinovich y sus andanzas en Andesburgo.

Cuenta la leyenda que un buen contador de lingotes de oro, allá en la Casa de Moneda, tenía una habilidad extraordinaria en el manejo de tan noble metal: podía gastar más de lo que ganaba. 

Así es como conoció al líder de los mercachifles, quien agitó a las revueltas en su principado, y terminó sentado en el trono bajo el título de Evolio Primero. El nuevo emperadorcillo buscó a Tilinovich, hábil cajero en el manejo de las dracmas, rupias y pesetas, para administrar su naciente reinado, bajo el lema de “gastaré todo en nombre de mi pueblo”. Los traductores e historiadores mencionan que la frase original fue “gastaré todo en mí”.

Esta era imperial fue llamada Proceso de Cumbia.

Pero el destino tenía otros planes para Tilinovich, y travieso como es, Don Destino le proporcionó un dragón emplumado que le pidió ocultar en sus calzones. Con esta magnífica herramienta, Tilinovich destronó a Evolio y se convirtió en el nuevo rey de Andesburgo, pasándose por el dragón, toda ley y premisa que hable de austeridad y sentido común. 

“Así se gobierna, burgueses”, aclamaba desde su púlpito desde la horrenda Torre del Popolo, en la capital del feudo.

Tilinovich, habiéndose leído e instruido como buen patriarca medieval, entendió que su legado debía perdurar, por lo que su primogénito, Ludovico Marchelo, fue beneficiado con contratos con las empresas del reinado (Litio y YPFB). El nene tuvo, además, el encanto de vincularse con la realeza local y desposó a la Miss Guadalquivir, quien lo denunció ante los guardias reales por violencia familiar.

La parejita llegó a los golpecillos, debido a una gresquilla doméstica por unos terrenillos que eran parte de una reserva natural.

El siguiente heredero, su majestad don Rafael, usó su real vínculo para acceder a un pequeño crédito de 3,3 millones de Benjamines, para adquirir una propiedad con el cristiano nombre de “Adán y Eva”.

La benjamina Camila, junto al susodicho, logró obtener otros 6,6 millones de rupias verdes para tener lo que en su reinado llaman el “vivir bien”.

Ciertamente, usted dirá, querido lector, que este cuento queda corto cuando hace unas semanas una cortesana, bajo el nombre de Madame Brenda de Montespan, hizo llegar a la Torre del Popolo una demanda por paternidad a su majestad, Tilinovich, quien, como buen hijo del Señor, negó todo vínculo con la pelandusca.

Sin embargo, la corte entera quedó asombrada, azorada, sorprendida y estupefacta cuando se supo que la cortesana fue, ni más ni menos, que la exnovia de uno de sus hijos. 

Hechas las investigaciones, la damisela gozó del privilegio del hijo para ser nombrada como la capataza de las minas, y ahora, junto a Andesburgo, cae víctima del dragón de la inflación.

Para el país fue del 24%, para ella 9 meses de inflación. Ella asegura que el fruto de la inflación es el vivo retrato de su majestad.

¿Qué pasará con la casa real? ¿La nuera madre que tiene un hijo medio hermano? ¿Tilinovich abdicará al trono? ¿Todo Andesburgo seguirá haciendo filas y rascando sus bolsillos mientras la realeza vendió el oro para adquirir el precioso hidrocarburo?

No os perdáis el siguiente capítulo de esta magnífica historia. El 19 de octubre, la muchedumbre “elegirá” al nuevo redentor y podremos decir, como siempre: “Colorín colorado, qué jodidos estamos”.

 

* Es periodista.

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